"No habla"

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Una persona se haya sentada en posición fetal bajo la sombra de un árbol.

Parece joven y sana, relajada con cierto encanto.

Aunque no viste con excentricidad,  y no tiene nada especial  (como uno del montón), todos se detienen a observarle.

Un anciano le pregunta "¿Te sientes bien?" pero no al no recibir respuesta se marcha con cierta molestia.

Una joven deportista se detiene y le dice "¿Que te pasa? ¡Levanta ese animo!" mientras le jalona de un brazo. Al notar que la persona no responde, reanuda el trote algo avergonzada.

Una pareja le observa mientras murmuran para ellos "Otro mal viviente, ¿es que ya los jóvenes no saben lo que es vivir con austeridad?" "Amor, no hables tan alto. Puede ser un ratero y podría robarnos". A los lejos siguen los murmullos, al que la persona acostada ya no distingue.

Un niño que jugaba cerca de la persona se acerca y con curiosidad le pregunta "¿Por qué no hablas?". Sonidos de cristales rompiéndose en la cabeza de aquella persona sonaron.

"¿Por qué no hablas Juan? ¿Te pasa algo?" "Maritza, no podemos ayudarte si nos dices que te pasa, vamos, ¡habla!" "¿Te hicieron algo en el colegio? ¿Fue Enrique? Roberto, por favor ¡Habla!" "Te dejaremos dormir hasta tarde viendo tv y te llevaremos a comer papas fritas, pero dinos que pasó Valeria".

Y las voces siguieron, una a una, otra tras otra, rompiendo cada defensa que la persona creo, reviviendo sentimientos enterrados hace años, recordandole que ya no llora.

De los vidrios y voces surgió una vos, una infantil, que acallo a todas las demás: "¿Por qué? ¡¿Por qué?!, ¡¿Por qué no me dejan?! ¿No ven que solo quiero descansar? ¡Estoy bien! ¡No se preocupen! solo quiero estar en soledad. ¿Por qué no me escuchan? ¿Por qué no puedo hablar?.

Silencio... Solo silencio. Todas las voces, el dolor, la desesperanza y el pavor se desvanecieron. No sentía nada, no había nada, solo un vació, un agujero.

La persona se levanta y se encamina a su casa, mirando fijamente la acera mientras su cabeza de pensar no para.

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