SHOT 3

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COINCIDENCIAS.

Una hermosa rubia se paseaba nerviosa de un lado a otro en los pasillos del aeropuerto internacional de Nueva York, estaba literalmente comiéndose las uñas de la ansiedad que le producía la espera, el vuelo llevaba dos horas de retraso y ella tenía que regresar a trabajar, contaba con el tiempo exacto para recoger a la persona que llegaba desde Londres, hacía más de dos años que no lo veía y ahora si no llegaba en los próximos treinta minutos tendría que avisar a medio mundo, a su vecina que le hacía el favor de vigilar su casa cuando no estaba, al hospital donde trabajaba y por supuesto a la persona que estaba por arribar a la ciudad.

En una de sus idas y venidas dio vuelta a la izquierda por un pasillo, estaba distraída pensando en cómo solucionar todo que no se dio cuenta que del otro lado venía un hombre por lo que, al girar se vio de frente con él al tiempo que el hombre exhalaba el humo del cigarro que traía en la boca.

-Cof, cof, cof- tosió la chica cuando el humo entró por su nariz y llegó hasta su garganta- ¡Pero... Cof... que... Cof... rayos! - exclamó mientras tosía al tiempo que con la mano despejaba los gases.

-Lo siento- se disculpó el hombre- no la vi.

- ¿Cómo va a verme con la cortina de humo que va dejando por su paso? - interrogó la chica enojada limpiándose los ojos que le comenzaban a picar debido al humo.

- ¿Cómo puedo ver a través de una pared? - respondió el hombre con otra pregunta- además ¿Quién podría verla con su estatura?

- ¿Mi estatura? ¿Qué tiene que ver eso? - interpela la chica con los brazos en jarras.

-Bueno- dijo el hombre mientras se inclinaba un poco para estar a la altura de la rubia- parece usted una niña, ¿Lo es? – le cuestionó hombre mirando fijamente los ojos de la rubia.

- ¡Qué grosero! - exclamó molesta- soy una persona adulta, ¿Que no ve bien? Señor gigante- rebatió la chica.

- ¡Disculpe usted venerable anciana! ¡Por eso está tan pequeña!, ¡Se ha encogido con la edad! - refutó el hombre.

La rubia le dio un puntapié en la espinilla de lo enojada que estaba, tanto tiempo en ese lugar, los nervios por la espera y la falta de sueño y tiempo la hicieron estallar de una manera poco madura para su edad.

El hombre se dobló de dolor, esa pequeña rubia era demasiado fuerte.

- ¿Pero qué rayos le pasa?, ¿Acaso está loca? - inquirió el hombre sobándose.

-Usted se lo buscó por grosero- respondió la chica agitando el dedo índice delante de su cara.

El hombre estaba por responder cuando por el altavoz anunciaron el arribo del vuelo proveniente de la ciudad de Londres.

- ¡Ya llegó! - exclamó la rubia en un grito- adiós señor odioso, a ver si deja de fumar, ¿Que no sabe que es malísimo para la salud? El cigarro tiene compuestos peligrosos- le dijo al hombre para luego sacarle la lengua e irse corriendo.

El hombre se quedó de una sola pieza ante tal muestra de desenfado, jamás nadie le había hablado de esa manera y esa pequeña rubia con pecas no sólo lo había regañado, le había pegado, sino que lo dejó sin palabras.

La rubia se fue corriendo hasta la sala de llegadas, estaba ansiosa por ver a la persona que estaba esperando; momentos después pudo ver de entre todo el gentío una cabeza rubia y rizada, levantó las manos brincando y gritando para que la persona la viera.

- ¡Anthony! ¡Aquí estoy! ¡Anthony!

- ¡Candy! - exclamó el hombre al verla.

Cuando lograron estar cerca el rubio la levantó tomándola de la pequeña cintura al tiempo que daba vueltas con ella sin importarles la gente alrededor que los veía con desaprobación.

Para TerryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora