#1: Comienza La Misión

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Drew McIntyre.

Llevaba horas cargando a esta mujer que seguía desmayada desde el encuentro con su novio. Olía a alcohol y no se donde estaba viviendo. Era momento de usar mis poderes e indagar en su mente a ver si encuentro un lugar donde ir en esta ciudad tan grande. Comencé a leer su mente y porque estaba ebria era difícil ya que la mayoría de las cosas que encontraba eran incoherentes. Para mi suerte, encontré una dirección y lo guardé en mi memoria, sólo necesitaba un mapa de Nueva York completo. En eso ví una tienda de antigüedades militares y decidí duplicar mi mente para habitarla en otra persona. Compré el mapa y hice como si nada hubiese pasado. Ubiqué la dirección en el mapa y bingo, mi suerte comenzó a cambiar. La casa o más bien departamento de la chica naranja estaba cerca de donde me encontraba.

Llegamos al lugar y un casero me dejo entrar con la excusa de que era su amigo y que Becky se había pasado de copas. Me abrió la puerta con las llaves que tenía y entré. El departamento era bonito y espacioso, pero lleno de botellas y olor a alcohol. Entré en una habitación y acosté a la chica naranja y me dispuse a dejar limpio y ordenado su apartamento en un abrir y cerrar de ojos usando mis poderes. Oigo la puerta principal sonar. Abrí y vi a un rubio alto con ropa deportiva y gorro neoyorquino.

-Hola Bro, supongo que tu eres Drew ¿No?.- el tipo tenía una sonrisa amistosa que sinceramente, me perturbaba mucho.

-Si. Y tu eres?...-pregunté incómodo. Eso de socializar y más con humanos, no se me daba.

-Mi nombre es Matt Riddle, mitad ángel, mitad humano. San Pedro me pidió que te guiara por la ciudad ya que estarías un poco desorientado y debes estar interesado en cumplir tu misión. ¿O me equivoco, Bro?-

-No, no te equivocas. Tengo que vigilar y devolverle la felicidad a una mujer que perdió a su novio en un accidente aéreo. Trató de suicidarse y la salvé.- Matt asintió sonriendo y con una confianza que jamás le di, entró al apartamento.

-Suerte con eso, Bro. Espero y no te enamores-

-Enamorarme yo? Pfff eso no está en mis planes Matt- me senté en el sofá.

-Eso dije yo bro y ahora tengo una bella esposa y dos hijos- sonrió-Cuando el amor llega, lo hace cuando y donde menos te lo esperas, por cierto. Vas a vivir aquí?-

Joder, olvidé ese detalle. No quería ser un intruso en la vida de la naranjita pero tampoco queria ser un codo y quedarme a la fuerza, también debía vigilarla para que no vuelva a cometer ninguna locura y termine quedándome en la Tierra y sin la inmortalidad.

-Supongo que si. Además debo vigilar a Becky-

-Pues, aquí me tienes ángel- la mencionada apareció en nuestro campo de vision- Hola Matt- sonrió.

-Hola Becky- saluda el rubio. ¿De que me perdí?.

-¿Se conocen?- pregunté.

-Su esposa es mi vecina y mejor amiga y eso lo hace mi amigo a el también- se sentó en una de las islas y se tocó la cabeza- la cabeza me explota- miré a Matt reprochandole el que me haya ocultado esa información a lo que el se encogió de hombros y se acercó a ella.

-Si quieres voy a mi casa y te traigo una pastilla para la resaca-

-Puedo curar eso con mis poderes- me metí.

-Drew. No uses tus poderes si no es para algo verdaderamente importante.-

-Esto es importante, Matt. A pesar de ser un caído sigo siendo un ángel- Me dirigí a la naranjita-Cierra los ojos Becky- esta sonrió y cuando lo hizo toque su cabeza con ambas manos.

-¿Aún te duele?- pregunté curioso.

-Me está pasando esta molestia- seguía con mis manos en su cabeza.

-El dolor sigue- Becky negó y quite mis manos de su cabeza y ella abrió los ojos.

-Wow- se tocó la cabeza- Ángel, ¿me consigues una botella de whisky?- No se en que momento Matt se fue pero agradecí que lo hiciera.

-No tomarás otra vez Becky- en eso cambia su rostro a enojada.

-No puedes decirme que hacer y que no en mi propia casa- bueno, se acabó.

-Mira naranjita, vine aqui para salvarte y a hacer que te recuperes de la miserable vida que te has hecho por culpa de tu depresión, a traerte otro hombre para que no estés sola y vuelvas a amar. Si cooperas, yo volveré al cielo y tu seguirás con tu vida pero si no, seguiré aquí contigo hasta lograr mi misión aunque no quieras. Voy a quedarme aquí, voy a vigilarte las 24 horas, si decides salir, saldremos juntos. Eso si, no volverás a tomar ni a intentar suicidarte nuevamente. Dios me envío para hacer que vuelvas a ser feliz y no pararé hasta lograrlo. Di que somos amigos, o novios o lo que sea pero sólo tú, Matt y yo podemos saber que soy un ángel caído del paraíso así que acostumbrate porque no me pienso ir de aqui-

-Imbécil- dio vuelta para irse y la seguí.

-Señor dame paciencia- rode los ojos.

-Quiero dormir así que no se donde te quedarás tu a dormir porque es obvio que no lo harás conmigo- entró en el cuarto y antes de que entrara yo, me cerró la puerta en la cara.

-Los ángeles no dormimos- me senté en el suelo y agudice mi oído para vigilar que no haga ninguna estupidez.

Horas después, cayó la noche y oí unos sollozos provenientes del cuarto. Era ella y lloraba por el, pude sentir que lo llamaba y que lo extrañaba. Era normal. En el fondo sentí su dolor al oírla llorar como niña pequeña que decidí transpasar la pared usando mis poderes y abrazarla para poderla consolar.

No podía hacer esto, no quería arriesgarme a que me pasara lo que me dijo Dios el día que me expulsó del paraíso. Pero me dio demasiada pena verla así que no pude evitarlo. Tengo que ser distante y a la vez protector o de lo contrario me quedaré atrapado en la Tierra y con vida limitada, por primera vez en lo que llevo de ser un ángel sentí lo que es tener miedo. Dejé a Becky dormir y de tan cansado que estaba me senté en un sillón y la observé dormir tranquilamente. Y como dije antes, debo ser distante con ella o terminaré haciendo algo que no quiero: enamorarme.

Un Ángel, ¿Enamorado? ~DREWLYNCH~ >TERMINADA<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora