At Midnight...

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De pronto va corriendo. Va pisando la tierra húmeda del bosque solitario a una velocidad como ninguna, aquella que le da el poder de caminar sobre la misma agua y ganarle hasta al propio tren bala. El armamento sobre ella pesa tanto que cualquier humano que lo cargara no sería capaz de entender cómo esa cosa pudiera volar. Pero ella está dispuesta a contradecir todas esas hipótesis.

Entonces llega. ¿A dónde? No se sabe. Puede ser cualquier lugar, menos la tierra. Aquel donde el bosque más hermoso y las montañas árticas quedan sobre las nubes del cielo. Aquel que la vio crecer como la criatura mística que es, pero que le quitó una de las cosas más preciadas de su vida.

Solo tarda un minuto en subir la montaña con euforia, observa la cascada cuyas aguas tan cristalinas y transparentes son capaces de albergar tras ellas la cueva más oscura. Pasa rápido entre las rocas grises, atraviesa la lúgubre cueva y llega al lugar más alto que conserva su mundo inexplorado.

- Puedo lograrlo -se repite una y otra vez en su cabeza mientras mantiene los ojos cerrados ante el inminente paisaje.

Al abrir los ojos sus manos tiemblan temerosas, pues ella no es un ángel pero nació en el cielo junto al inexplicable terror a las alturas. Traga grueso mientras sus anticipados movimientos hacen que dé un paso atrás, frente al gigantesco precipicio que la aguarda. Ahí es cuando el sonido del metal suena a sus espaldas y recobra un poco de su fe, dándole oportunidad a moverse directo al borde del abismo. Entonces pasa lo inesperado...

Abre aquellas gigantescas alas de metal y, como en su mundo todo es posible con un poco de magia, al saltar al abismo comienza a hacer funcionar la maquinaria construida por ella misma y muy pronto parece como si lo hubiese logrado... pero no es así.

Solo desciende... baja... cae al precipicio del miedo.

Toda esperanza de vida muere y parece revivir al ver a su hermano mayor saltar para rescatarla de la muerte. Él la toma a ella, pero deja caer a la tierra esos pesados metales aferrados a su espalda. Ambos no dejan de abrazarse estupefactos aún cuando llegan otra vez a salvo a casa, mas él decide ser el primero en separarse y poner la seria expresión habitual que define su actitud como el ángel de la luz y el hielo.

- ¿en qué pensabas, Midnight Dream? -preguntó molesto.

- ... estaba a punto de lograrlo... -dijo con tono casi inaudible- te juro que volé por el aire en segundos, pero algo ocurrió y...

- ya basta -la cayó lo más tranquilo posible- si no hubiese estado en ese momento hubieras muerto por intentar algo tan absurdo y peligroso como eso.

- lo sé, pero...

- pero nada, Dream. No volverás a intentar, planear, crear, ni siquiera pensar en volver a cometar algo así, ¿okey?. -cruzó sus brazos.

- no, Light, tengo que intentarlo aunque sea una vez más...

- Dream...

- ¡no, Light!. Ya no quiero tener que sufrir. Tu no sabes lo que es el dolor de unas alas rotas, del vacío que queda cuando lo que más necesitas ya no está...

- ¡ya basta! -vociferó el peliblanco furioso- no veré morir a otra persona mientras yo esté al mando. Te prohibo terminantemente volver al risco y deja ya de creer en cosas que jamás se harán realidad.

Casi puede sentir como se parte su corazón y lo único que su dolor le impulsa a hacer es salir corriendo muy lejos, pero se le es imposible, nada es mas rápido que la luz y su hermano es el poder de la luz en forma viviente. Cada lugar, cada rincón, cada ubicación donde fue a parar era detenida por él. Hasta que en un momento determinado tuvo que aceptar su desalmada exigencia.

Pasó un año de encierro donde más allá de rendirse, nunca abandonó el sueño de vencer su miedo, así que reconstruyó las alas, los planos, la fuerza que perdió cuando su alma se vio rota y esperó el momento indicado para escaparse de aquel encerrado mundo mágico que nunca creyó en ella. Aunque eso significara no volver más... o morir.

Al llegar la noche de luna cuarto creciente, con el dolor que podía causarle dejar atrás todo lazo con la única familia que tenía, el peso de un sueño infausto y el coraje de solo aquél valiente ser que enfrenta el mundo para cumplir su único sueño, corrió como jamás había corrido en su vida. Sentía la brisa remover su gran cabellera naranja, la noche acompañaba cada paso veloz por el mundo desconocido y cuando cruzó aquella cascada que parecía diamante, no tuvo ninguna incertidumbre de atravesar esa cueva oscura que pronto la llevó de nuevo frente al abismo de sus más profundas pesadillas.

Y que la luna no la deje sola, porque este podría ser su último adiós.

Solo aquella persona que ha sentido el temor de enfrentar lo que tanto teme, sabrá lo que sintió aquella chica al estar en la punta de la montaña más alta del cielo, a punto de saltar y unida a grandes alas de metal. Las raíces de los árboles brotaban del suelo cayendo en picada, en ellas crecían injertos con flores en las puntas, si mirabas hacia arriba encontrabas grandes y altos árboles en cuyas hojas se reflejaba la luz de la luna convirtiéndolas en esmeraldas y de esas esmeraldas rayos titilantes de luz lunar rebotaban sobre el metal brillante de las plumas hojillas en las alas.

Y saltó al vacío...

Abrió sus metálicas alas con el mecanismo que solo la pelinaranja conocía, mientras el aire chocaba pon todo su cuerpo. Pero al igual que la vez anterior su cuerpo solo siguió cayendo...

Vio la tierra acercarse, las nubes alejarse y cerró los ojos con lágrimas en ellos. Esta vez su hermano no estaría allí para salvarla. Pero ella no iba a morir esa noche porque solo el poder de un corazón fuerte es capaz de darle magia al sueño más imposible. De pronto la magia se activó y el gran mecanismo empezó a moverse cual delicada pluma de ave. Sus movimientos la impulsaron de nuevo al tope de las nubes, donde aquéllas raíces floreadas parecían abrirse más.

Sentía una felicidad, una libertad, una euforia tan inexplicable que voló por los aires sin algún lugar en particular, solo siguió volando entre las nubes.

He allí el renacimiento de un ángel. Un ángel cuyas alas se rompieron igual que su corazón porque nadie creyó en ella. Una ángel que no es detenida por el miedo de su mente, sino impulsada por la fuerza de su corazón.

Entonces desperté...

Era media noche de un fresco otoño, mi corazón estaba acelerado, sentí la adrenalina y la felicidad correr por todo mi organismo, pero a la vez sentí algo de confusión porque no estaba segura si aún permanecía soñando. Hasta que empecé a reaccionar realmente y miré la ruidosa e iluminada ciudad por la ventana.

- éste no es un hermoso bosque mágico el las nubes -pensé- ... pero no significa que no pueda ser un ángel de corazón valiente.

Midnight DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora