El terror de la realidad

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Javier se encontraba realizando una tarea para la universidad. Era ya de madrugada, alrededor de las 2 de la mañana. Estaba cansado, pero debía seguir, ésa era la vida del estudiante. Su amigo Fernando, a quien conocía desde los catorce años y con quien compartía departamento en ese entonces, estaba sentado en el sillón entretenido con su celular. Aquello era una bendición. Desde que se hicieron amigos Fernando siempre tuvo la costumbre de ponerse en "modo filósofo" y comenzar a parlotear sin cesar. Esa noche estaba tranquilo. O eso creyó. El joven rompió el hielo haciéndole con unas pocas palabras en tono animado.

- Bueno... estuve leyendo este libro.
- ¿De qué se trata? - Respondió Javier seco, ya había terminado su paz. Como no podría seguir trabajando se limitó a continuar la conversación, sin mucho interés.
- De un asesino serial llamado Ted Bundy. Me hizo darme cuenta de algo sobre las personas.
- ¿Qué?
- ¿Sabes por qué los monstruos dan miedo?
- No - Ya empezó otra vez, pensó Javier - ¿Por qué?
- Porque son reales.
- ¿Cómo?
- Ése vecino que te saluda con una sonrisa cada vez que te lo cruzas en la calle, ¿quién te dice que no tiene a una chica maniatada en su sótano con el cuerpo lleno de quemaduras de cigarrillo u otras atrocidades? O aquel niño regordete que juega en el parque a la vista de su madre cariñosa, pero que cuando nadie lo ve disfruta matando animales callejeros a sangre fría, sin inmutarse, sin arrepentimientos. Tal vez no te hayas dado cuenta, pero los son monstruos son muy reales. Dan miedo porque se ven como nosotros, comen nuestra comida, usan nuestra ropa, viven entre nosotros. Uno simplemente no puede distinguirlos de entre la gente. No me asustan las criaturas de los cuentos viejos, lo que me aterra es la gente que me rodea. No sabré quién es el mostruo hasta que sea demasiado tarde como para escapar de sus garras. Eso es lo que me da miedo.

Fernando no dijo una sóla palabra más luego de eso. Simplemente se mantuvo callado por un rato, como si se hubiera quedado en shock por sus propias palabras. Más tarde se fue a la cama, sin despedirse. Javier no durmió esa noche.

Los monstruos entre nosotros [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora