u n o

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— ¿Tuve que haber traído flores o algo?

En el lugar se hallaban colgadas unas pequeñas luces doradas en una larga cadena brillante y resplandeciente, en cascadas desde el enorme cielo raso del desmesurado salón, alumbrando en una suave capa amarilla la habitación, la cuál se encontraba llena de mesas redondas poseedoras de una botella de vino tinto y servilletas, junto a un par de sillas talladas en una madera oscura y hechura elegante a juego con la mesa.

La suave melodía instrumental, (sleep walk estaba seguro) sonaba y rebotaba en aquellas paredes formidables de color blanco decoradas con preciosos cuadros de artistas que reconocía como renoir, monet y mayormente de dalí.

John se encontraba nervioso, pero mayormente el sentimiento que lo abrumaba era de inquietud, sus grisáceos y pequeños ojos no paraban de moverse de esquina a esquina en aquel helado salón de hotel, donde las personas parecían estar pasándolo tan bien que no prestaban atención a su al rededor.

No, no era necesario. — La voz de la pequeña máquina redonda que sostenía en su palma le respondió.

Ajustó el cuello de la camiseta que usaba esa noche, y acomodó los largos mechones de su cabello castaño para poder observar mejor alrededor. El vestía esos pantalones ajustados de color negro que había vagamente seleccionado, y que combinaba con sus zapatos brillantes y recién lustrados.

En el mismo aparato electrónico se le mostró un perfil de un jóven, que era el que estaba justo delante de él sentado en una de las mesas de forma aburrida, era un muchacho de piel sutilmente morena, con un cabello un tanto rebelde y despeinado pero de apariencia elegante que por el contorno de su rostro caía en cortos mechones desordenados, tan oscuros como pequeñas piedritas de obsidiana pulida.

El joven, le sonrió al verlo, y se recompuso en la silla.

John no podía negar que se sentía un poco decepcionado. Era su primer match y por alguna razón esperaba que fuera con alguna muchacha de largas piernas y pechos grandes.

Al parecer el sistema no discriminaba o juzgaba, realmente te conectaba con lo que podría ser tu alma gemela.

El muchacho vestía unos pantalones negros y una camisa manga larga ajustada del mismo color, llena de brillantes lentejuelas que le quedaba ajustada, era algo que John nunca llevaría, más sin embargo a su match parecía quedarle como anillo al dedo.

— ¿Tú eres John Deacon? —Su voz parecía sonar grave pero muy dulce.

— Sí soy, digo sí sí. —Zu lengua haciéndole malas pasadas frente a la persona que sería su primera conexión. Eso es Deacon. - ¿Tú eres Freddie?

— Afirmativo capitán. —Freddie, parecía agradable, sus ojos oscuros resplandecían bajo la luz dorada del salón. — ¿Gustas sentarte?

Volvió en sí dejándose lentamente caer sobre la silla de suave colchón. De pronto la ansiedad volvió a aparecer cuando su match se acercó mucho a la mesa sonriéndole con los labios apretados.

— ¿Es tu primera vez John? —El mencionado logró hacerse un poco hacia atrás, en busca de aire, pero asintió.

Su match le sonrió en respuesta. —La mía también, pensé que yo sería el inexperto.

John sintió como sus mejillas ardieron y comenzó a reír.

Y después de eso John comenzó a verdaderamente reír a lo largo de la jornada, como hace tiempo no hacía, no al punto de lograr que sus mejillas se tornaran poco a poco en bonitos tonos rojizo, sus labios dolieran de tanto sonreír en una pequeña sonrisa y su pecho apretara al tratar de recuperar aire, no, verdaderamente no lo hacía.

El pelinegro delante de él era muy conversador y entretenido, lograba hablar de cualquier tema y convertirlo en una comedia dramática que contaba de forma jocosa y entretenida. Le parecía fascinante la forma en la que rápido quedó fascinado en su manera de interactuar.

Entre conversaciones y risas se les había acercado un mesero servirles la cena, la cual no habían pedido, pero seguro venía siendo parte de la programación del sistema, y sencillamente la recibieron.

— Bueno, parece que hasta tenemos la comida asignada.

— ¡Tostadas con queso y agua mineral! — John sonrió al ver su platillo.

Freddie negó tomando del vino que ya le habían servido en una copa de la botella añeja que se hallaba en la mesa. — ¿Quieres que lo hagamos ya?

— ¿Ha...hacerlo? — John se atragantó con la tostada y elevó sus ojos.

El moreno asintió sacando de su bolsillo aquella pequeña maquina parte del sistema, sacudiéndola con cuidado sobre la mesa —¡Ver el tiempo que tenemos establecido juntos!

John dejó de comer y tomó un poco de su agua. — Oh, me había olvidado por completo de él.

Sí, había omitido el hecho de que el sistema era el que decidiría cuanto tiempo estarían acompañados.

Freddie le dedicó una sonrisa, su rostro no tardó en bajar y verificar su pequeño aparato de color negro metálico, la pequeña pantalla se hallaba en sus manos y alumbraba el tiempo que los dos tendrían, el moreno lo estaba viendo, la luz celeste resplandecía en su rostro, que había ido poco a poco perdiendo la sonrisa.

John no quiso ver sus propia máquina (la cuál era de un azul opaco) y se limitó a tratar de adivinar mediante el gesto y las expresiones realizadas por el moreno que era lo que el sistema deparaba para ellos. Éste lo miró a los ojos, visiblemente melancólico, elevó el pequeño aparato redondo a la altura de la mesa, dejando la pantalla cristalizada frente a los ojos de John, dónde rápidamente leyó en grandes números de color blanco brillantes la cuenta regresiva del tiempo que tendrían que estar juntos.

12 horas.

El sistema decía 12 horas.

— Supongo que seremos breves. —Freddie rompió el silencio suspirando. —Bueno, creo que debemos aprovechar el tiempo. ¿Nos vamos al hotel?

John guardó silencio y asintió.

Al parecer Freddie no era su alma gemela.


. . .





amo mucho black mirror, así que lolamento.
obviamente me he basado en el cap, pero a mi estilo fome, loselose.

si no han visto el cap (que deberían) esto va de una distopía dónde están regidos por este sistema de citas. dónde obviamente lo cumples sino mi loco dele pa fuera.

lo publico antes de que me arrepienta u u.

hang the dj (deacury)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora