Vuelta

4 1 0
                                    

-¿Estás lista para nuestra excursión? - pregunta Marcos abrochándose el pantalón.

- Tengo que cambiarme de ropa primero. - le respondo simpática mientras me vuelvo a poner la camisa blanca.

Marcos se acerca a mí agarrándome de la cintura y besándome en los labios. Me agarra de las piernas y subimos al piso de arriba. Me tumba encima de la cama y se coloca de nuevo encima de mí.

- Te quiero tanto. - suspira contra mi cuello.

- Yo también te quiero. - le digo mientras le acaricio el pelo . - Ya lo sabes.

Marcos me abraza muy fuerte. Yo le paso una mano por su hermoso rostro. Es demasiado guapo.

- Déjame vestirme o no nos  iremos nunca. - le digo y hunde la cabeza en mi pecho.

- ¿Tantas ganas tienes de irte? - pregunta con ojos de perrito abandonado. Ahora estoy sentada en la cama y él tiene la cabeza apoyada en mi regazo.

- Paso demasiado tiempo encerrada en comisaría y en casa.- admito. - Necesito aire puro.

- Tienes razón. - concuerda y se reincorpora sentándose a mi lado. - Pasas demasiado tiempo encerrada, y a veces sola. - estas últimas palabras van acompañadas con una pizca de tristeza en la voz.

- Marcos ya lo hemos hablado. - digo recostando la cabeza en su hombro.- El trabajo es lo primero.

- Ya lo sé Nia, pero sabes que no me gusta que te quedes demasiado sola.

Marcos me conoce desde hace un tiempo, y sabe ya bastantes cosas sobre mi pasado. Cuando me conoció no estaba pasando una de las mejores etapas de mi vida. Miguel acababa de irse. Eché tiempo hundida, encerrada en mi habitación solo con la compañía de mi madre y a veces de mi hermana. Cuando me reincorporé al trabajo el asunto no progresó exactamente como yo quería. Todo me recordaba demasiado a él. Miraba su mesa vacía y pensaba que iba a aparecer por la puerta en cualquier momento para buscarme, para decirme que había cometido un error marchándose pero aún estábamos a tiempo de arreglarlo. Fui muy ingenua. Ahora sé que nuestra historia ha acabado y no va a volver nunca.

Unos meses después de esta mala racha, Marcos apareció en mi vida con la intención de cambiarla. De convertirme en una persona nueva. De sacarme del dolor y ayudarme a dejar a un lado todos los recuerdos de una vida truncada. No fue nada fácil empezar de cero. Con miedo, inseguridad, y a veces falta de confianza en él. Me demostró que podía hacerlo, que tenía derecho a tener una vida nueva, a ilusionarme, a enamorarme, simplemente a ser feliz. Después de esto parece que lo estamos consiguiendo. Que por una vez me va bien en lo personal y lo profesional al mismo tiempo. Hace unos años habría pensado que eso era totalmente imposible.

Ya vestidos y arreglados estamos dispuestos a comenzar nuestra excursión prevista en el velero de los padres de Marcos. Solo me queda acabar de calzarme cuando mi teléfono suena. Es de comisaría.

<< Mierda, mierda, mierda>>

- Sí? - cruzo los dedos para que no sea nada malo.

- Melania... - la grave voz de Ordóñez habla al otro lado de la línea. - Tengo una noticia que darte.

Joder, pues espero que no sea lo que yo me espero.

- Dígame señor. - contesto tragando saliva.

- Tenemos trabajo. - suelta mi superior al fin. No sé porqué, pero me lo esperaba. Si algo puede salir mal, saldrá mal. - Siento arruinar tu fin de semana Melania.

- Ya... Supongo que no pasa nada.

- Sabes que no te llamaría si no fuese necesario pero...

- Salgo ahora mismo. - lo corto antes de que acabe la frase.

Me siento frustrada en el sofá. Justo ahora que íbamos a irnos aparece Ordóñez con que tenemos un nuevo caso. A Marcos no le va a hacer ninguna gracia, estaba muy ilusionado con que pudiésemos pasar este fin de semana juntos. Yo, por mi parte tenía la esperanza de que nada pudiese arruinarlo, pero por desgracia ha pasado.

-¿Qué pasa Nia? - me pregunta mi novio con un evidente tono de preocupación.

- Marcos lo siento mucho. - digo antes de nada. - Pero me acaba de llamar Ordóñez...

Él frunce el ceño pero no me interrumpe.

- Nos acaba de surgir un nuevo caso. - continuo. - Tengo que volver a la ciudad. Lo siento. - repito.

Él suspira.

- No te preocupes. - dice esbozando una media sonrisa. - Era casi obvio que algo así pasaría.

- Llevábamos unos meses muy tranquilos. No me esperaba que fuese a pasar justo cuando nos íbamos de fin de semana.

- Nia no es tu culpa. Al fin y al cabo en tu trabajo pasan estas cosas. No puedes predecir cuando van a matar a alguien.

- Ya... Supongo que sí. - admito triste. - Pero te prometo que te lo compensaré. Estoy segura de que pronto tendremos algún fin de semana para que podamos disfrutar juntos.

- Eso espero.

- Sé que te hacía mucha ilusión esto...

Él suelta una pequeña risa.

- Nia deja de disculparte por algo de lo que no tienes la culpa. - me repite agarrándome de los hombros.

Marcos no para de repetirme las mismas palabras, y yo me siento culpable. Tenía planeado que esto fuese perfecto. Hacía meses que no podíamos estar juntos, hacía meses que no surgía un caso serio. Y justo este fin de semana... va y aparece.

Terminamos de recoger nuestras cosas y nos ponemos rumbo a la ciudad. Le prometí a Ordoñez que llegaría pronto.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 09, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El misterio de la verdad enmascaradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora