La Última Terapia

— Hola — Saludó amable Harry, al entrar a la consulta.

— Hola Sr. Potter, el doctor lo está esperando en su sala de atención — Respondió la secretaria con una gran sonrisa.

— Gracias Bridget — Caminó hacia la puerta de entrada.

Harry entró en la habitación, estaba igual de ordenada y organizada que todas las veces anteriores que había asistido.

Pero esta vez...

— Hola Sr. Potter — Suspiró el hombre que lo recibió adentro— Creí que ya no lo vería en mi consulta, después de nuestra última sesión — Dijo el psiquiatra, quien era alto, con cabellera semi larga. Lo miró mientras cerraba la puerta detrás de él.

— Sí, pero ya ve que no es así — Sonrió melancólico.

— Lo veo. Adelante, recuéstese señor Potter — Señaló el sillón a su costado.

Harry se recostó en el sillón de terapia, se acomodó para quedar mirando hacia el techo y entrelazó sus manos sobre su pecho.

— Bien, ¿De qué desea conversar hoy? — El hombre estaba en un sillón a su lado con una libreta y un lápiz en sus manos.

— Solo vengo a contarle, otra vez, mi historia — Hizo una pausa — Aunque esta vez, será la última vez.

El psiquiatra lo miró extrañado por unos segundos.

— Ya veo — Abrió su libreta — Cuénteme entonces ¿Cuál es su historia señor Potter?

— Bien, supongo que partiré por el principio. Crecí con mis tíos en el número cuatro de Privet Drive. A los once años comencé a estudiar en una escuela internado en Escocia, por lo que comencé a verlos solo durante el verano.

El psiquiatra comenzó a escribir.

— A esa misma edad, conocí en una tienda del centro, al motivo por el cuál vengo a estas terapias — Se acomodo en el sillón — Ese primer encuentro no fue especial, solo cruzamos algunas palabras, a los minutos él se fue y no hubo nada más — Harry miraba atento el techo mientras hablaba — A los días de conocerlo descubrí que íbamos a la misma escuela. El primer día de clase hizo un comentario desagradable de mi amigo, y a partir de ese instante no nos llevamos bien — Pausó pensando sus palabras.

— Continúe — Dijo con voz monótona el psiquiatra.

— Como le dije, cuando éramos jóvenes, no nos llevábamos bien, de hecho, durante el paso de los años en la escuela, ambos hicimos cosas contra el otro; supongo que, a esa edad, no piensas mucho en las consecuencias de tus actos — Sonrió un poco — Aunque años después eso, lo lamentamos. En ese tiempo estuvimos en medio de un conflicto que se había iniciado mucho tiempo atrás y antes de siquiera notarlo, ninguno de los dos siguió en la escuela para el último año.

— Así que dejaron de estudiar.

— Así es, por motivos distintos no volvimos a la escuela ese año y dejamos de vernos por muchos meses — Harry se acomodaba en el sillón para quedar medio sentado — Las dos veces que nos vimos después de eso, sellaron nuestros destinos. Yo supe que no me odiaba tanto como creía y a la vez, supe que yo tampoco lo odiaba tanto a él.

— Con que así es.

— El conflicto en el que nos vimos envueltos terminó y cada uno siguió su propio camino. Por esos años yo tenía una novia a la cual quise mucho, que de hecho es la hermana de mi mejor amigo, pero al paso de los meses, ambos sentimos que el amor adolescente que sentimos en nuestros años de escuela ya no era el mismo y optamos por separarnos y seguir siendo solo amigos.