• Capítulo 90 •

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En el campo de entrenamiento número trece había varios kunais tirados en el suelo con la punta quemada. La azabache sostenía firmemente el tantō, con postura firme, ojos cerrados y respiración controlada mantenía su concentración al máximo. La mano derecha que sujetaba dicha arma extendió el dedo índice y medio sobre la empuñadura.

—Katon: Higasa no Mai—. musitó. De golpe abrió sus ojos y moviendo todo su cuerpo hizo un corte al aire. Miró como una línea de fuego de veinte centímetros de largo salió del arma y voló al cielo hasta que se apagó a causa del aire.

Liberó un pequeño suspiro de cansancio, ha estado diez horas seguidas sin descanso alguno para entrenar y pulir su propia técnica que lleva tiempo sin mejorar debido a las cosas que le pasaron últimamente, también entrenaba su sharingan y el manejo de sus kamas.

Por culpa del entrenamiento tenía su ropa llena de suciedad y sus manos tenían ligeras quemaduras a causa de que su propio elemento la quemaba.

Iba a usar su jutsu en la guerra para ver la cantidad de poder que podía alcanzar en un objetivo fijo. Pero al no dominarla perfectamente su chakra se desgastaba rápido, no hasta ahora que ha mejorado considerablemente.

 Pero al no dominarla perfectamente su chakra se desgastaba rápido, no hasta ahora que ha mejorado considerablemente

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Sarutobi Amaterasu.

Los días pasaron y en un abrir y cerrar de ojos la guerra estaba frente a nosotros. En un lugar con varias montañas de rocas apiladas y un edificio frente a nosotros. Shinobis, kunoichis y samuráis de todas las aldeas estábamos reunidos en cinco grandes divisiones, cada uno con tareas distintas dependiendo de sus habilidades.

En mi caso, me ha tocado estar en la segunda división de corto alcance que está conformada por shinobis especializados en combate uno contra uno. Neji, Hinata y la nieta del viejo Tsuchikage están ahí también y el líder de esta segunda división es un tal Kitsuchi de la aldea de la roca.

Más de ochenta mil shinobis daríamos nuestras vidas para proteger el mundo ninja de Akatsuki. Después de algunas dificultades e indiferencias entre ellos Gaara supo controlar la situación con un discurso motivador.

Vestía mi típica vestimenta pero sin mi abrigo que acostumbraba a usar, en su lugar tenía un chaleco de jounin y en mi frente tenía la bandana con la palabra "shinobi" gravada en ella y mi cabello negro estaba suelto sobre la bandana cubriendo mi cicatriz.

Esta guerra dió por fin inicio cuando nos separamos por cada división hacia lugares distintos, la segunda división donde estaba yo iría a la frontera del país Helado y el país del Rayo. Todos seguíamos a Kitsuchi por detrás mientras corríamos con la espalda inclinada y los brazos extendidos hacia atrás.

 Todos seguíamos a Kitsuchi por detrás mientras corríamos con la espalda inclinada y los brazos extendidos hacia atrás

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El silencio de un secreto | Uchiha MadaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora