Capítulo 14.

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Los celos, científicamente hablando pueden entrar en la categoría de respuesta emocional frente al hecho de apropiarse de algo, o alguien

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Los celos, científicamente hablando pueden entrar en la categoría de respuesta emocional frente al hecho de apropiarse de algo, o alguien. Milena Romanueve desconocía dicha extraña y poco normal respuesta, porque a decir verdad nunca lo había sentido. Nunca sintió celos de su hermana aunque se convirtió en la favorita al nacer, nunca se apropió de alguien o algo hasta el punto de sentirse molesta porque alguien más tuviera cercanía y/o acceso a aquello que ella creía suyo. Nunca.

Y aunque lo consideraba una incomodidad e idiotez en ocasiones; ahora se encontraba de algún modo u otro "sintiéndolos". No de una manera posesiva, pero sí de aquella forma en la que se encontraba inquieta y rabiosa con todo lo que ocurría a su alrededor. Además estos se incrementaron cuando vio que la persona frente a ella le correspondía totalmente a la persona desconocida allí presente.

Milena se sentía rabiosa con ella misma, porque para tener la edad que tenía, sin razón alguna para hacerlo y sin saber absolutamente nada de la historia que probablemente esté detrás de la escena, se encontraba a punto de irse a su casa con todo y sus maletas sin mirar atrás.

Habían pasado una noche increíble, no sabía lo que Simon le hacía sentir últimamente, probablemente no fuese amor, pero si le generaba esa sensación de alegría, calma y calidez que le gustaba sentir. Por ello, tener pensamientos de quinceañera celosa la tenían al borde del colapso.

Todos se encontraban dentro de la gran casa de la familia Fitzpatrick, Mateo y su esposa estaban despidiéndose de todos mientras Esther dormía en los brazos de su abuelo que les acompañaba hasta la puerta. Los Romanueve se encontraban sacando presentes de unas bolsas en otra sala y mientras tanto Simón y Anika White se encontraban en una animosa charla de la cual la morena "hacia" parte, pero se encontraba callada mirando todo con sospecha.

— ¿Y tú eres Milena, no? —Pregunto la pelirroja desconocida mirando a la chica

—Sí, Milena Romanueve.

— ¿Milena? ¿Raviolis Milena? —la pregunta ahora iba específicamente para Simon. El asintió mirando de Anika a Milena.

— ¿Qué significa eso? —fue lo único que salió de la boca de la morena.

—Es que mira, Simon siempre hablaba de una Milena, la cual era hija del pastor de su iglesia y la cual hacia los mejores raviolis del mundo. Jack otro de nuestros amigos simplemente te puso ese apodo para entender a este chico para poder entenderlo, es que tenía tantas ocurrencias—comento.

—Milena, Anika como ya sabes es amiga de la familia. Su papá es el mejor amigo de la infancia de papá y básicamente vivieron durante toda la vida aquí en Seattle, estudiamos desde primaria juntos, éramos inseparables—le explico Simon con una extraña voz de alegría que aunque no le molestaba, deseaba que fuera para ella—. Hasta bueno, hace dos años que ella...

—Que decidí irme a viajar por el mundo como mochilera causándole un dolor de cabeza a papá y mandándole postales cada tanto a todos mis amigos. Incluyendo este tipazo aquí presente—la chica le abrazo con toda la libertad del mundo y este aunque no le sonrió tampoco se mostró incómodo.

ARRIÉSGATE CONMIGO | LIBRO #3 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora