Caían ángeles por todas partes.
Junhyung parpadeo, intentando aclarar las vetas doradas que convertían su visión en meros destellos retinales, pero presistentían empecinadas en forma de figuras diminutas, los rostros desconsolados, las bocas redondas. Oía sus gritos ondulantes como el chisporroteo de hogueras lejanas, los ecos amparados por las laderas de las montañas.<<Ah, magnifico. Alucinaciones auditivas también.>>
Pero en su actual estado de confusión las visiones parecían mas peligrosas. Si podía ver cosas que no estaban allí, también era posible que no viera cosas que si estaban, como escaleras o agujeros que si estaban en ese pasillo. O barandillas de balcones, pero, ¿no las sentiría, presionando contra su pecho? No es como que no pudiera ver nada en esta oscuridad total... ni siquiera sus manos que extendía inseguro por delante. Su corazón latía demasiado rápido, resonándole en los oídos como una marea ahogada, su boca seca jadeaba. Tenia que detenerse. Miro a los ángeles que caían, con el ceño fruncido, irritado. Si iban a brillar así, bien podrían al menos iluminar sus aledaños, como pequeñas luces gravitatorias celestiales. Nada mas útil.
Tropezó y su mano choco contra algo que sonaba hueco. ¿Había cambiado esa parte de la pared? Recogió los brazos, abrazándose, temblando.<<Solo tengo frió, si, eso es.>>
Cosa que poda ser por el poder de la sugestión, ya que estaba sudando
Vacilante, extendió de nuevo sus manos y palpó la pared del pasillo. Empezó a avanzar mas despacio, pasando ligeramente los dedos por las débiles lineas y ondulaciones de los bordes de los cajones y los pomos, fila tras fila, almacenados hacia arriba, fuera de su alcance. Detrás de cada cajón, un cadáver: tieso, silencioso, aguardando loca esperanza. Cien cadáveres cada treinta pasos mas o menos, miles mas alrededor de cada esquina, cientos de miles en este laberinto perdido. Millones.Esa parte, por desgracia, no era una alucinación.
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𝕮𝖗𝖎𝖔𝖕𝖔𝖑𝖎𝖘
Science FictionCaían ángeles por todas partes. Junhyung parpadeo, intentando aclarar las vetas doradas que convertían su vision en meros destellos retinales, pero presistentían empecinadas en forma de figuras diminutas, los rostros desconsolados, las bocas redond...