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capítulo uno; mechones pelirrojos

El sol se abrió paso entre las abruptas nubes que cubrían el cielo de Forks, la pelirroja despertó molesta por haber dejado la cortina abierta la noche anterior

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El sol se abrió paso entre las abruptas nubes que cubrían el cielo de Forks, la pelirroja despertó molesta por haber dejado la cortina abierta la noche anterior.

Mónica dirigió una mirada agotada a su reloj, el cuál marcaba las seis de la mañana, aquello le indicó a la joven el tiempo restante que tenía para poder vestirse, a pesar de las náuseas que el primer día de instituto le provocaba y llegar a mitad de curso no le servía de gran ayuda,

Mónica abrió las puertas del armario y sacó el conjunto que minuciosamente había preparado el día anterior, suspiró con cansancio antes de pasar sus piernas por el vaquero de tiro alto que quedaba ajustado a su cintura y trasero pero no en las piernas, se colocó la camiseta de rayas pegada y se miró en el espejo.

Una mueca decoró su rostro al ver su pelo largo y las palabras que una vez su padre dijo resonaron en su mente, él había dicho–explícitamente– que si ella cortaba un mechón de su pelo, él cortaría sus manos y con la demencia que ese hombre cargaba la pelirroja nunca se atrevió pero ahora él no estaba ahí.
Mónica sonrió decidida antes de agarrar unas tijeras que se hallaban en su escritorio y dirigirse al baño, la pelirroja soltó su coleta antes de cortar un mechón, ella rió débilmente y a medida que seguía cortando las lágrimas deslizaban por su mejilla y apretaba sus labios con fuerza para retener los sollozos que amenazaban por salir.
Al terminar la chica llevó una mano a su, ahora, corto cabello y le sonrió a su reflejo, era el inicio de una nueva etapa llena de cambios, una en la que ella sería–por fin–libre.

Mónica bajó las escaleras con su nuevo peinado el cuál le llegaba unos centímetros más arriba de sus hombros y se dirigió a la cocina dónde su tía preparaba el desayuno.

—Buenos días, tía Soph—la mujer se giró con una sonrisa.

Sophie era una mujer baja y regordeta, siempre con aspecto risueño, su pelo rubio le llegaba por los hombros y lo decoraban algunas ondas. Era un amor de mujer, sonriendo a todas horas y alegrando el día a la gente, en especial a Mónica que le tenía un gran afecto.

—Buenos días, linda.—su mirada se posó en su pelo y un brillo apareció en sus ojos—Estás hermosa.

—Gracias, cuando llegue de la escuela recogeré el baño así que no te preocupes por eso.—Sophie asintió antes de acercarse y besar la pecosa mejilla de su sobrina.

—¿Quieres desayunar?

—No tengo hambre, ya sabes, los nervios. Me llevo el jeep, ¿sí?

—Muy bien, cariño, ¡disfruta tu primer día!—gritó Sophie viendo como su sobrina salía por la puerta de la acogedora casa.

El camino en coche desde su nueva casa hasta la escuela fue tranquilo pero animado por la música que salía del reproductor en el que había puesto una cinta, ella siempre grababa la música que le gustaba en diferentes volúmenes, era uno de sus hobbies.

Crazy little thing called love de Queen comenzó haciendo que una sonrisa se apoderase de los labios de la pelirroja que cantó al ritmo de Freddie mientras daba pequeños golpes en en el volante, Mónica subió el volumen a la vez que movía la cabeza al ritmo de la música.

La de pelo moderadamente corto giró cuidadosamente entrando al estacionamiento de aquel instituto, buscó con la mirada un espacio libre y esquivando a algunos alumnos despistados o curiosos que se quedaban mirando el coche tratando de descifrar a la dueña aparcó el azul jeep.

Mónica apagó la música y acto seguido el motor, se miró en el espejo retrovisor dándose fuerzas a sí misma para después suspirar, agarrar sus pertenencias y salir del coche.

Al segundo de bajar todas las
miradas se posaron en ella, la pelirroja apartó la mirada incómoda, su ceño se frunció levemente al notar lo mayores que se veían los estudiantes de aquella institución que comparados con Mónica ella parecía dos años menor de lo que realmente tenia–diecisiete años–pero aquellos adolescentes hormonales lucían de veinte.

La chica entró rápidamente a la institución negándose a pasar un minuto más en aquel estacionamiento, agradeció mentalmente que el sábado hubiese ido a recoger su horario y a rellenar todo el papeleo ya que ahora no tenía que preguntar dónde se hallaba secretaría.

Su intento de no hablar con nadie resultó en vano cuando un asiático de aspecto risueño se acercó a ella con intención de hablarle, la pelirroja le dedicó una sonrisa cuando vio que él hizo lo mismo.

—¡Hola! Tú debes de ser la nueva, mi nombre es Eric, los ojos y oídos de este lugar.

—Soy Mónica...¿así que los ojos y oídos?

—Sí, bueno...—el chico carcajeó—Tampoco hay mucho que comentar.

—Seguro que algo encontrarás.—la pelirroja guiñó un ojo con su característica sonrisa.

—¡Créeme, lo hago! Estos adolescentes necesitan un poco de drama en sus aburridas vidas, cariño.—Mónica soltó una risita.

—Como todo el mundo.

—¡Exacto! Tú sí que me entiendes.—la campana sonó indicando el inicio de las clases por lo que Eric bufó—¿Quieres sentarte conmigo y mis amigos en la comida?—el asiático no le dio tiempo de responder cuando ya estaba exclamando un "Perfecto." y yéndose por los largos pasillos.

—¿Y si no quería?—le preguntó Mónica a la nada antes de ponerse en busca de la clase de literatura.

Luego de deambular por los pasillos como alma en pena logró encontrar su clase y aunque llegaba varios minutos tarde llamó a la puerta antes de abrir.

—¿Su nombre?—cuestionó el profesor mientras la analizaba a través de las gafas.

—Mónica Moore.

—La nueva...Siéntese junto al señor Hale.—el profesor le señaló de manera desinteresada y los ojos de la pelirroja se fijaron en un chico pálido de pelo rubio, bastante agraciado pero que tenía una expresión de sufrimiento que incrementaba al ver sus músculos tensos.

La pelirroja caminó hasta su nuevo sitio y se sentó en este, Jasper la analizó con la mirada y sus manos apretaron el pupitre logrando que sus nudillos palidecieran–si eso era posible–al notar que su cuello estaba descubierto haciendo que su olor le atrajese todavía más, el chico la había visto en el estacionamiento y había tenido la misma reacción. El
chico aguantó la respiración–lo que no le resultó complicado–antes de presentarse.

—Hola.—susurró logrando que sus ojos verdes se posarán en él y que el rubio se tensase.

—Hola, soy Mónica.

La pelirroja aprovechó para fijarse en sus ojos de un color dorado que la cautivaron desde el minuto uno.

—Jasper Hale.

—Es un placer Jasper.—la chica extendió la mano y este la tomó intentando no pasarse de fuerza, un escalofriante recorrió la columna de ella al notar lo fría que estaba.

—Lo mismo digo.

Extrañamente para otros alumnos Jasper había dejado caer su fachada dura y había pasado toda la clase hablando de diferentes temas con la chica nueva que con tan solo tocar el tema música se había ido por las ramas hablándole de todos los grupos que le gustaban y prometiéndole que algún día los escucharían juntos, Jasper se dedicó a escucharla atento y
regañarla cada vez que se disculpaba por estar hablando mucho y en ese momento Mónica se
dio cuenta de que había hecho un amigo y Jasper se alegró de ello.

m-oddinsdottir

cigarettes || jasper hale (twilight)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora