Para: Carol Fernández
De: Karina Gómez F.Hola madre,
si estás leyendo esta carta es porque (no me he ido de este plano, tranquila) ha llegado la hora de que sepas que pasó aquella tarde de finales de primavera. Debo decirte que nunca he tenido el valor suficiente para poder decírtelo a la cara, no sabes cuantas veces lo había practicado mentalmente lo que iba a decirte y como, pero jamás me salía una palabra sobre el tema; realmente ha sido duro cada día que pasaba y recordaba aquello (con pesadillas o pensamientos) y no podía decirte nada. Siempre he querido que lo supieras, porque así entenderías porqué a veces me pongo tan radical con ciertos temas, porque aquel suceso me marcó demasiado.Como bien sabes era súper amiga de Charlie, ya que lo había conocido en verano antes de empezar las clases empezar. Él me ayudó a integrarme en el nuevo cole, me ayudaba con trabajo y tareas, siempre estuvo atento. Poco a poco empezamos hablar todo los días por WhatsApp, y nos comentábamos las fotos; después pasábamos noches en vela hablando de tonterías o de temas súper profundos, la cosa es que nos acercamos mucho (ahora mismo diría que demasiado), y no recuerdo muy bien como empezó el tonteo. Seguidamente del tonteo las indirectas y demás.
Un días me insinuó que quería probar mis labios, y que en lo que consiguiera la oportunidad lo haría. Por suerte cuando quedábamos siempre había alguien, hasta que un día dejamos a su amigo Manel en el basquetbol, y de regreso a casa en el primer parque que vió se me lanzó (a pesar de que tenía los labios color rojo y sabía que quedaríamos como jokers), yo estaba muy nerviosa y no quería que lo hiciera pero pasó, y me hizo creer que me había gustado y que solo me hacia la dura para parecer mas sexy, yo ingenua me lo creí... Y después tuvo el descaro de decir que esto que teníamos tenía que ser totalmente secreto, y otra vez ingenua le hice caso y me deje manejar por él.
A medida que pasaban las semanas Charlie buscaba el momento y el lugar adecuado para besarnos; me llegó a pedir que nos fuéramos a su casa nomás sonara el timbre para aprovechar que estaba libre, poniéndole la excusa a nuestros amigos de que íbamos a buscar un libro de lengua castellana.
Por suerte en esos encuentros sólo habían besos. Pero llegó un momento en el que él quiso más... quiso tocarme, pero le dije que no, pero siguió insistiendo (y cada vez más) tanto física como verbalmente; no le dejé bajar por mi vientre, me negaba profundamente, y como vio que no cedía fue directo a la blusa, levantándola sin permiso y bajando el sujetador para ver mis pechos. Me dan nauseas cada vez que recuerdo como me rozaba. Por suerte ese mediodía no pasó nada más que eso.
En ese momento creía que Charlie me gustaba, y que lo que hacía era normal. Realmente pensaba eso porque creía que era novata en el mundo de relaciones y demás, y que sólo tenía que acostumbrarme.A los días estábamos hablando normal cuando me pregunto que qué me había parecido ese encuentro, a lo que le respondo bien (normal) y creo que pensar en ello se subió de tono, tanto que sin preguntar nuevamente me mando una foto, una foto de su miembro... a mi nunca me ha ido ese rollo, menos sino hablarlo previamente. Que desgracia que a todas las mujeres nos toque ver uno sin quererlo y en el momento menos preciso.
Más adelante, casi al acabar primavera quedamos con nuestro grupo de amigos aproximadamente a las cinco y media de la tarde, él me suplicó que fuera a su casa que la tenía otra vez libre, porque hacía mucho que no estábamos juntos. Yo volví a ceder porque quería verle pero no quería repetir, pero no sabía como decírselo; recuerdo como si fuera ayer, lo nerviosa y temblorosa que estaba de camino a su casa, como si supiera lo que me esperaba. Lo peor de todo es que esa tarde te mentí, tú también sentías que algo iba a pasar, y me preguntaste si estaba bien, que a dónde iba y con quién, por desgracia no te hice caso y solo dije mentiras para que dejarás de preguntar y me dejarás ir (ojalá no me hubieras dejado salir por esa puerta).
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Para mamá
Teen FictionLa carta que revela todo lo que he tardado en contarte madre, llevo años deseando poder decírtelo mirándote a los ojos, pero jamás he tenido la fortaleza suficiente para decírtelo. Espero que después de que leas esto, puedas darme las herramientas...