Capítulo 14

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Mientras el Reino de Marley se preocupaba de la venganza por la muerte del menor de la familia real, este se encontraba en el campo, sentado cerca de la orilla del río, estaba cruzado de piernas mientras que con sus manos jugaba con algunas piedras sumergidas en el agua. Parecía inexpresivo en ese momento, quizás deseando que la corriente se lo llevara lejos, no quería escapar de Levi, solo anhelaba la libertad.

A su mente volvió el recuerdo del acto más atrevido que había ejecutado tras ser capturado, había besado a un hombre únicamente por saciar su curiosidad. Con la yema de los dedos tocó sus labios, los había ensuciado con un beso, la imagen del mayor se paseó por su mente, cuanta confusión le ocasionaba. Había sido quien lo mantuvo preso, también había tomado su cuerpo sin consentimiento alguno, odiaba cada uno de sus actos, entonces ¿por qué no lograba odiarlo a él?

–Levi Ackerman...– Murmuró dejando que sus palabras fueran llevadas por el viento. Tan solo estaba recordando su nombre, no sabía si algún día tendría que hablar de este hombre.

–¿Dijiste algo?– Preguntó el pelinegro, quien se encontraba  al lado suyo, más que compañía se estaba asegurando de que no fuera a escapar.

–Tu apellido, la mujer que tendía mis sábanas también lo tenía.–Recordó, pero era el único detalle, había olvidado su historia.

–¿Quieres que tienda tus sábanas?– Respondió con sarcasmo, pero la seriedad con la que lo hacía lograba intimidar al contrario.

El castaño movió su cabeza de lado a lado como señal de negación. Agachó su cabeza y finalmente habló.

–Si alguien debe servir al otro ese seré yo.– No le dirigió la mirada, pero sus palabras eran claras y seguras.

Tomó por sorpresa a Levi, pues no supo en que momento había ganado la lealtad del menor. Mostró por primera vez una sonrisa de satisfacción, facilitaría su trabajo mientras recibiera su apoyo y acatara sus órdenes. Aquella muestra de felicidad pronto desapareció y su rostro carecía de todo tipo de expresión nuevamente.

Ackerman se separó tras minutos de completo silencio y luego pateó con suavidad la espalda del menor para llamar su atención.

–Báñate aquí y hazlo rápido.

Se cruzó de brazos y esperó desde su lugar a que actuara. Prestó atención a la venda del castaño cuando este quitó su camisa, empezaba a verse más sucia, además le recordaba que llevaba un tiempo sin revisar su herida. Luego llevó su mirada a su rostro, analizaba las heridas que había causado ahí y que ahora  parecían ocasionar cierto dolor cuando lavaba su cara.

Levi llamó al menor cuando estuvo cansado de esperar, tardaba demasiado en limpiar su cuerpo. Eren se vistió, dejando su pecho al descubierto por órdenes del pelinegro. Se sentó luego donde antes estaba y al lado suyo le acompañó el más bajo.

–Quítate la venda, quiero ver tu herida.

Eren buscó el final de la mencionada para empezar a quitarla, llegaba a sentir una sensación de incomodidad al dejar al descubierto una zona que ya acostumbraba a cubrir. La herida empezaba a cicatrizar, cuanta tranquilidad le daba a Levi al ver que todo iba bien.

–Ya no la uses más, no es necesario.– Levi tomó la venda y empezó a doblarla para después deshacerse de esta, hace mucho tuvo que hacerlo, pero su mente ocupada en lo que parecía ser más relevante, le hizo olvidar darle cuidados al menor, sin embargo no los requirió.

–G-Gracias.–Sonrió a medias tras pronunciar tan simple palabra.–Por cuidar de mí y por salvarme.

Pero no fue comprendido por el pelinegro, no había hecho nada por él que no fuera en su propio beneficio. ¿Por qué agradecería?

–Yo no te salvé de nada.

Se levantó de donde estaba, se dio media vuelta y empezó a caminar para alejarse, siquiera pensó más en el tema y sería mejor si lo olvidaba, pero Eren quería ser aceptado. Lo imitó y lo siguió, una vez que lo alcanzó lo tomó de su muñeca obligando a Levi a detenerse. Esto no se lo dejaría pasar.

–Los reyes, usted debía matarme, pero no lo hizo y además.. – pero antes de continuar fue interrumpido.

–Si yo quisiera haberte salvado, entonces habría rechazado el trabajo, pero ahora estás aquí, sin poder ser libre. Yo no te salvé.

Fue directo y tras terminar se zafó de su agarre y tendió en el suelo a su oponente dejándolo adolorido, esto último para que supiera que no debía nunca tomarlo de esa manera.

–Pero no me mató.–Insistió estando aún en el suelo. —Si rechazaba el trabajo alguien más lo habría tomado y cumpliría con esa misión, en cambio aquí estoy, hablando con usted. No moriré.– Que tranquilo parecía por un momento, todo eso lo expresaba con una leve sonrisa que le dedicaba al mayor.

–¿Qué te asegura que no te mataré? ¿Crees que te tendría por siempre conmigo?– Se acercó y puso su pie sobre el abdomen del menor, no ejercía fuerza contra este, pero se aseguraría de que se mantuviera en el suelo. –Yo no te salvé.– Escupió en la cara ajena y se alejó.

Eren limpió su rostro con su mano y a como pudo se levantó. Sabía que no podía alejarse, así que siguió a Levi hasta el interior de la cabaña. Estando ahí se mantuvo estático en la entrada, no entendía que tan limitada estaba su libertad, no había recibido órdenes de ir a la habitación, pero tampoco estaba claro si podía pasear por la cabaña, aunque esto al pelinegro no le interesaba.

–Si vas a quedarte ahí entonces ponte a limpiar.–Mencionó al verlo sin siquiera moverse, era una tarea de la que prefería encargarse personalmente, pero no le permitiría quedarse así como un inútil.

–Lo haré.

Levi tomó lugar en uno de los sofás del pequeño salón, sostenía una taza de té que se había preparado previamente, mientras tanto se dedicaba a observar como Eren hacia su tarea. Era un novato en esto, sin embargo era bueno con las herramientas de limpieza. Conforme avanzaba se veía más agotado, pues quería obtener un resultado que fuera de agrado para el mayor, ahora era todo lo que le importaba, demostrarle su agradecimiento y que este fuera aceptado. Con su mente ocupaba lograba olvidar con mayor facilidad cada vivencia en el palacio, como si se tratara de un sueño, quizás cercano a la realidad, pero no lo suficiente como para creerlo.

Estaba agotado al terminar, sin embargo estaba orgulloso de lo que obtuvo. Guardó las herramientas y cuando estuvo de regreso Levi se encontraba inspeccionando ya su trabajo.

–Harás esto todos los días a partir de ahora, no interesa donde estemos.

Por un momento se sintió orgulloso de esta orden, aunque su trabajo no había sido excepcional, sin embargo logró convencer a Levi para que continuara realizándolo.

–¿Iremos a algún otro sitio?– Cuestionó cuando pensó en la recién frase.

–No te interesa, por ahora solo debes estar lejos de Marley. Te recuerdo que eres un criminal y ellos no dudarán en matarte.

La vaga idea del perdón pasaba por la cabeza del menor, no había sido culpa suya, aunque tampoco le agradaba la idea de volver, no si lo obligaba a alejarse de su salvador.

–Ellos son los enemigos entonces, Marley es peligroso para ambos.

Captive | Levi ˣ ErenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora