La casa de al lado había estado vacia
durante el ultimo año, luego de que Ryan y Derek, una pareja que había vivido allí desde siempre, habían adoptado una niña y mudado a una casa más grande.A mis ojos, la casa estaba bastante bien.
Al ser mi madre gran amiga de los antiguos dueños, había visto el interior de la propiedad multiples veces y la podría describir como acogedora más que pequeña. Además, tenia un patio trasero enorme con una piscina cerca de la puerta de cristal de la cocina.
Era perfecta, por lo que realmente no sabía bien porque no habíamos tenido vecinos nuevos en un año entero.
Hasta que la familia de Joey llego.
Lo observé por la ventana de mi habitacíón apenas el auto toco la puerta de su garage seguido por el camión de mudanza. Ni siquiera había sido mi intención hacerlo, simplemente había querido abrir la ventana de mi cuarto para que el aire entrara y justo lo había visto.
Era como si el destino lo hubiese puesto en frente de mis ojos.
Él tenía el cabello castaño y la piel clara. Vestía una remera negra de lo que parecía ser alguna clase de banda y pantalones de mezclilla. Parecía sencillo por donde lo miraras, pero de cierta forma él atrajo mi atención.
Era un chico nuevo al fin y al cabo.
Un hombre y una mujer, quien considere eran sus padres, salieron del auto también, colocándose al lado del camión dispuestos a bajar las cajas.
Lo quede observando por un momento, él no se movía demasiado. Solo se quedaba ahí viendo como los demás hacian el trabajo. Lo considere algo desconsiderado, pero de todas formas, no podía dejar de mirarlo.
Sentí a mi madre llamarme desde el piso de abajo, pero no le hice mucho caso. Estaba demasiado ocupada estudiando al chico nuevo.
De un momento al otro, él miro hacía arriba, hacía mi ventana, quizás de cierta forma sintiendo mi mirada. Yo me agaché al instante, tirando conmigo varios de mis libros al piso y maldiciendo por lo bajo.
Lo ultimo que quería hacer era dar la impresión de ser una chica stalker que lo espiaba de forma perturbadora desde la ventana.
Luego de que mi corazón volviera a la normalidad y de que mis mejillas no se sintieran tan calientes, volví a levantarme para ver por la ventana.
Él me seguía mirando.
Me quedé algo sorprendida, debía admitirlo y de forma valiente le sostuve la mirada.
Él me sonrió. Una sonrisa picara, con las comisuras de sus labios apenas levantadas y sin mostrar los dientes.
Mi mamá apareció detrás mio haciéndome saltar por lo aires.
—¡Mamá! —grité asustada.
—Te estoy llamando hace media hora. Quiero que me ayudes con algo.
—Pero me asustaste —reclamé todavía con el corazón acelerado— ¿Cómo vas a entrar a mi habitación de esa forma?
Mi mamá me miró de forma sospechosa.
—¿Qué estabas haciendo?
—Nada —respondí jugando con las multiples pulseras elasticas de mis muñecas.
Era verdad que no estaba haciendo nada prohibido, pero no quería que ella supiera.
Ella me volvio a dar su mirada sospechosa y se acerco a la ventana observando a través de ella.
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El chico de al lado
Historia CortaCuando el guapo Joey llega a la casa de al lado, Meg se obsesiona con llamar su atención sin saber que quizás eso la iba a llevar a descubrir algo inesperado. ______________________________________________ Cuento corto. Esta es más que nada una rein...