2月14日

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El ambiente festivo y dulzón empezaba a florecer desde el instante en que su despertador sonó desde su celular.

Sasuke estaba seguro que iba a matar a Naruto por ponerle de alarma la canción Utakata Hanabi. Se juró a sí mismo no volver a mezclar bebidas alcohólicas. Parece que su lengua se suelta cuando se emborracha y está dispuesto a contar demás sus íntimas emociones.

Maldito rubio descerebrado.

Sasuke tenía el dedo a escasos centímetros del botón Detener. Luego, fastidiado, dejó que el celular continuara con la maldita canción mientras iba a darse una ducha.

Casi veinte minutos después, y que la canción se repitiera tres veces y un poco más, Sasuke salió de la ducha, envuelto en una toalla. Tuvo que mantener esa frialdad, que quiere cargar siempre, al ver a Itachi mirando extrañado el sonido de la alarma de su reloj.

—Fue el imbécil de Naruto— se justificó Sasuke, yendo a apagar la alarma —Debió activarse mientras estaba bañándome.

Itachi asintió, tratando de no incomodar al menor. En especial en un día como hoy, en el cual no irá a dormir a casa. Ya mañana le hará una sopa de tomates y le pedirá perdón.

—El desayuno está listo— anunció Itachi.

Sasuke contuvo la respiración hasta que su hermano salió de la habitación.

Definitivamente golpeará a Naruto.

Cerca de media hora después Itachi y Sasuke salieron hacia la universidad y el instituto respectivamente. Sasuke le dijo que tendría preparada la merienda e Itachi no respondió, por lo cual el menor asumió que no había problema alguno.

Itachi, mentalmente, volvió a pedirle perdón a Sasuke, jurándole hacer lo que sea para compensarlo, pero necesita pasar ese día con Izumi.

Por su parte, el menor Uchiha, al pasar frente a la casa vecina, sintió una especie de incomodidad en la boca del estómago. El auto de Kizashi no se encontraba, lo que significaba que ya empezó su rutina. Por impulso, Sasuke se subió la capucha de su abrigo y se dirigió a la estación del tren que lo llevaría al instituto.

Llegó temprano  y, en otro día corriente, nada en especial hubiera ocurrido. Pero ahora parecía que las chicas se habían transformado en aves de rapiña, dispuestas a devorar a su presa. Sasuke maldecía ser uno de los objetivos del día.   Tomó los auriculares y se los colocó, sin siquiera encender el reproductor de música. Sin embargo, por mucho que tratara de ocultarse bajo la capucha, había siempre alguien que lo reconocería.

—Sasuke-san, acepte mis sentimientos.

Como si no hubiera hablando con él, Sasuke ignoró a la chica. Le parecía haberla visto que aquella muchacha molestaba a Yamanaka y compañía, pero ahora Sasuke ni siquiera estaba interesado en su nombre.

—¡¡¿¿Cómo se atreve??!!

—Perdiste, Ami.— alguien se burló.

Al menos la muchacha, llamada Ami, fue testigo que todas las chicas que se atrevían a dirigir sus pedidos y sentimientos a Uchiha Sasuke, también eran olímpicamente ignoradas.

Él era así.

Nada más que sus estudios y  nadie más que su familia le interesaba.

Aquello curó el orgullo herido de Ami.  Al menos ninguna muchacha tendría al Uchiha de pareja. Ya después idearía alguna artimaña para atraparlo entre sus redes.

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2月14日Donde viven las historias. Descúbrelo ahora