- Amor, estarás bien –besé su frente. ¿Veneno? Esto definitivamente era obra de Dean, no puedo creer que fueran capaces de matar a alguien. Luego de medio segundo el doctor volvió con una inyección y una bolsa de solución.
- Le dolerá un poquito –dijo y le metió la inyección en la débil vena que sobresalía en su antebrazo.
Matthew se quedó dormido y luego le pusieron el catéter en la mano, colgaron la solución en un tubo a su lado y una enfermera trajo una garrita así como un recipiente con agua tibia.
- Necesita descansar, estará bien –dijo el doctor- pero… no sé si tenga enemigos. El chef del restaurante o alguien más lo odie, como para hacer esto.
- Gracias Doctor –dije. Él se fue y la enfermera se le acercó a mi novio- Yo lo hago –me ofrecí.
- Bueno –dijo la chica y me dio las cosas. Mojé la garrita y comencé a limpiar la humedecida frente de mi novio con ella. Parecía estar tan mal, estaba dormido pero temblaba un poco.
- Estarás bien –susurré en su oído.
- ¿Quién haría esto? –dijo Jack preocupado.
- No lo sé, pero esto no se quedará así –dije, todos me miraron preocupados y aunque yo sabía perfectamente quién era, no se los diría. Esto era entre Dean y yo.
Los chicos salieron a decirles a las chicas lo que había pasado y yo me quedé allí con Matthew. Él despertó y se me quedó viendo.
- Hola –susurré frente a él. Me hizo media sonrisa- Siento mucho lo de en la mañana.
- No importa, parecías estar dormida.
- Lo estaba –dije tomándole una mano.
- Estabas asustada y soñando algo muy feo –dijo apretando mi mano.
- Sí –dije desviando la mirada.
- ¿Dónde estoy? –preguntó.
- Oh, estas… en un consultorio médico. Los mariscos que comiste te hicieron daño.
- No vuelvo a concederme un antojo –dijo riendo. Yo también sonreí.
- No fueron los mariscos, alguien trató de envenenarte –le informé, él se me quedó viendo.
- No fui yo –le dije y él sonrió.
- Pues quien quiera que fuera, no tuvo éxito, ¿pero por qué alguien me querría muerto? –dijo fundiéndose en sus pensamientos.
- No lo sé –dije. Aunque sabía perfectamente que era por mí. Dean me quería para él solo. Yo no quería hacer nada con él, nunca más. Pero tampoco permitiría que lastimara otra vez a Matthew o alguien más de mi familia.
Estuve allí toda la tarde esperando a que él se recuperara y cuando por fin pudo recuperar la fuerza lo dieron de alta y lo llevamos al camarote. Danielle estaba más o igual de preocupada que yo. Quería matar a cualquiera que le hiciera esto, nada me costaba decirle la verdad pero no podía. Tal vez y los podrían dañar.
Me llegó un mensaje a mi celular.
“Todo lo que le pasó a tu prometido se hubiera podido evitar si tu te hubieras portado bien. Si no vienes esta noche allí frente el extintor, el siguiente será James” –recibí.
Disimuladamente, en la noche me salí de la habitación y caminé hacia el elevador. Luego fui al corredor sur y en la entrada B frente al extintor me paré con los ojos cerrados. Sentí cómo me ponían en pañuelo y yo me quedaba dormida.