Last promise. §{YoonJin/JinSu}§

Mi última promesa.

Tras aquella batalla, y ahora que todo estaba en calma, el silencio sepulcral era tal que sus pasos resonaban sobre cada uno de los ladrillos de piedra que conformaban las paredes de los pasillos del palacio.

Pisando los cristales rotos que antes conformaban los maravillosos vitrales que adornaban el camino, el general Min YoonGi se abría paso en dirección a lo que solían ser los aposentos de su príncipe con un solo objetivo y una solitaria llave dorada en su mano derecha.

Empujó suavemente las enormes puertas de madera tallada y arrastrando los pies se aproximó hasta la cama adoselada cuyas telas de seda colgaban de los cuatro postes. Se colocó sobre manos y rodillas y estiró su mano en busca de algo, palpando hasta alcanzar un objeto rectangular, tiró de él hasta sacarlo, tomandolo en sus manos para sentarse en una orilla de la cama y dejarle descansar en su regazo.
Sus ojos siguieron el recorrido de sus dedos sobre los dorados adornos del cofre de madera, dudando aún tras meter la llave en el cerrojo.

Cerró los ojos e inhaló profundo. En su mente aún se repetía el momento en que había recibido el objeto, aún recordaba las delicadas manos manchadas de sangre dejar la llave dorada en las suyas; aún estaba en su memoria el momento en que sus ojos se cerraron para no abrirse más tras hacerle prometer que abriría ese cofre.
Casi podía sentir todavía el peso de su cuerpo en sus brazos y el mortal frío que se apoderó de su piel.

Una solitaria y dolorosa lágrima acompañó el ardor en su pecho momentos antes de volver a abrir los ojos y girar lentamente la llave en el cerrojo.
Con manos temblorosas levantó la tapa, descubriendo en el interior una cadena delgada de oro de la cual colgaba un pequeño dije color carmesi y debajo de éste lo que parecía ser un sobre con su nombre escrito en una pulcra caligrafía.

Al momento de tomar la cadena sus ojos se llenaron de lágrimas que no pudo contener, seguidas de un silencioso sollozo.

Tomó aire un par de veces más para calmar su llanto y solo entonces se atrevió a tomar el sobre entre sus dedos para abrirlo con cuidado y extraer de él un par de hojas perfectamente dobladas que contenían lo que parecia ser una carta.

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Mi amado YoonGi.

Te escribo en estos momentos de insomnio, pues la preocupación por lo que pueda pasar mañana no me permite conciliar el sueño.
Estamos a punto de enfrentar la que probablemente sea la más dura batalla que haya podido azotar el reyno de Silla. Sin embargo, he de confesar que no me siento tan mal como posiblemente deberia, pues para mi corazón egoísta habrá valido la pena al finalizar, ya que podré regresar a ese sitio seguro entre tus brazos.

Desafortunadamente, amor mío, si estás leyendo estas palabras, es que mi deseo no pudo cumplirse y lamentablemente no pude continuar caminando al lado tuyo en ésta tierra.

De ser así, debo pedirte la disculpa más grande y más sincera por no haber sido capaz de ganar la batalla.

Mi guerrero, a pesar de tu fuerte exterior siempre has sido sumamente sensible, a lo que te conozco puedo asegurar que te sientes tan destrozado como yo mismo al ecribirte esto. Me rompe el corazón el solo imaginar no poder seguir y el dolor que debes estar sintiendo.
No puedo negar que estoy incluso asustado de que no sea yo quien deba irse, aún cuando se que es mi cabeza la que está a la caza.

¿Recuerdas esa noche que escapamos del  palacio para ver las estrellas juntos? Esa noche que estuve tan asustado por revelarme contra mi padre, vimos una estrella fugaz, yo cerré mis ojos y pedí un deseo que no quise contarte a pesar de tu insistencia.