Su casa era su único refugio últimamente, era ahí donde se podía reír a carcajadas, llorar y sentirse segura. Donde podía llevar su duelo sin que todo el mundo la viera. Su casa era más acogedora últimamente, y no es que antes no lo fuera, pero ya volvía a tener la misma vibra que sentía cuando era una niña e iba de visita con sus abuelos. Su hogar había sido —y seguía siendo aunque ellos ya no estuvieran físicamente—. de sus abuelos paternos, antes de morir ellos dejaron un testamento, siendo Tenten la heredera de sus bienes al ser su única nieta —pues el padre de Tenten era hijo único—. La habían amado desde el momento en que supieron de su concepción y querían dejarle algo como un recordatorio de ese profundo amor que sentían por ella, aunque ya se hubiesen ido.
Hubo un tiempo en el que Tenten sólo se dedicó a llevar por un camino soso su carrera, no le iba ni bien ni mal, era tan solo una estudiante que hacía el mínimo esfuerzo por sobrevivir, porque se había dedicado, en gran parte, a mantener vivo el amor que había encontrado en Kankuro, un chico más despreocupado y liberal que ella, dejándose influenciar la mayoría de las veces. Tenten no supo cuándo fue que había dejado su criterio propio y sus ideales a un lado por complacer a una persona, pero eso ahora le avergonzaba en sobre manera, porque por andar aquí y por allá con él, cuando él quería, le había hecho descuidar muchísimas cosas que hasta ese momento no había notado. Lo sentía como un gran error, un error que tenía reparo, así que las cosas que antes fueron descuidadas, ahora volvían a brillar y a destacar de entre las penumbras.
Tenten terminó de limpiar los retratos que tenía de sus padres y de sus abuelos paternos en un estante en su habitación, que por las mañanas al despertar, la hacían sentir mejor, y cuando reparó en la tercera fotografía para empezar a quitarle el polvo, comenzó a hacer cálculos sobre la diferencia de horario que tenían Lee y ella.
Hace mucho que había dejado de hacer vídeo llamadas con él, ni siquiera recordaba cuando había sido la última vez que había escuchado su energética voz y ahora se daba cuenta de lo mucho que echaba de menos su euforia y su presencia. Si le llamaba, ¿él le respondería? Después de todo, no sólo había descuidado cosas materiales, sino personas importantes para ella.
Sentía que la había cagado en grande.
Tomó su celular dispuesta a enfrentar cual fuera la reacción de Rock Lee y ver si tenía oportunidad de observar su linda cara una vez más.
En la pantalla se veía un pequeño recuadro con su propio rostro y pronto en grande se vio el de su mejor amigo. Apareció animado, con una sonrisa tan grande que hizo a Tenten sentirse más sensible de lo usual. Su cabello húmedo echado hacia atrás, con su frente descubierta y una toalla blanca colgando alrededor de su cuello, le hicieron darse cuenta de que recientemente había tomado una ducha. Tenten se cubrió la boca fingiendo pudor, cuando en realidad, ya lo había visto muchas veces sin playera. Escuchar la risa del moreno la hizo aumentar su vitalidad al cien por ciento.
—¡Ha pasado un tiempo, Tenten-san! —la saludó Lee, con el mismo gusto de siempre, como si nunca hubiesen cortado comunicación, a Tenten le entraron más ganas de llorar.
Tenía la impresión de que Rock Lee no había cambiado nada, aunque seguramente sí, sin embargo esa ausencia de rencor seguía siendo parte de él. Lee notó como los ojos de su mejor amiga se aguaron y se desconcertó.
—¿Pasa algo, bonita?
—¡Ay, Lee! —exclamó Tenten haciendo un puchero y limpiándose rápidamente las lágrimas en sus ojos.— ¡Te extraño tanto!
Lee al escuchar las palabras de Tenten, sintió las mismas ganas de ponerse a llorar junto a ella, después de todo, seguía siendo igual de sensible que siempre.
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DEBE DE SER AMOR. 『NEJITEN』
Fiksi PenggemarTenten ha sido engañada por su novio y recibe ayuda de quien menos imaginó. En un punto comienza a darse cuenta de que lo que siente por Neji debe de ser amor. Los personajes utilizados pertenecen a Masashi Kishimoto. ADVERTENCIA: Las personalidade...