1. Aquí...

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Helena cerró con fuerza la puerta detrás de si, retumbando el estruendo por toda la habitación

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Helena cerró con fuerza la puerta detrás de si, retumbando el estruendo por toda la habitación.

Stolas suspiro completamente frustrado, odiaba profundamente tener esas discusiones tan explosivas y repentinas con su esposa, que provocaban sentimientos tan caóticos en su interior.

Sobre todo, cuando sentía sus ojos humedecidos por la frustración, debajo de sus ojos carmín, pequeñas gotas caían muy discretamente, él nunca fue un ser que llora, detestaba demostrar debilidad frente a cualquiera, ya sea un par o súbditos, siquiera el mismo.

No era algo que quería que los demás supieran, pero, aun así, formaba parte de él sin que el mismísimo príncipe lo deseara.

Comenzó a hacerlo desde el momento que se dejó acariciar por las manos y mirar de aquel peculiar y simpático imp.

—¿Stolas? —y hablando del rey de Roma...eso, ¿o quizás la lengua del mismísimo Lucifer?; de todas formas, aquella voz era del ser que menos esperaba ver en aquel momento. El sobresalto fue tal que el camino de las lágrimas perdió calor al levantar la cabeza.

Bueno en realidad si sabia que vendría, pero mas tarde. Cerca del anochecer como siempre él manto nocturno era su más fiel cómplice, aunque al día siguiente fuera como si le diera gracias al verdugo por ponerle la cuerda por el birlo del brazo de su propia horca.

El príncipe con rapidez quito sus ínfimas pero notables lágrimas, con la punta de sus dedos, volteo encontrándose con él, que lo miraba bastante incomodo sentado sobre el barandal del balcón.

Atajo que siempre tomaba para llegar lo más pronto a su habitación sin que alguien lo descubriera.

—Hola Blitzy~ —Lo saludo con el tono dulce que lo caracterizaba.

—Eh... lamento haber escu-... —Su voz bajaba ante la expresión del búho.

Y en un cuarto de segundo la mente de Stolas hizo cortocircuito, alterándose de repente, él había escuchado su discusión.

Sus rojos y profundos ojos se volvieron con una luz intensa a la vez de una expresión maligna, sumándole que parte del contorno de sus largos dedos casi como garras se iluminaron hasta invadir parte de la muñeca, con ese tono carmín amenazador.

—¿Cuánto escuchaste? —Su tono se tornó severo a la par de agresivo. Estúpido de Blitzø por haberse confesado sincero cuando nunca lo era.

Esa reacción alarmó al susodicho, nunca le había hablado de esa forma, pareciera que lo mataría en cualquier instante. Así que prefirió fingir que no escucho nada, era su única salida, aunque no fuera para nada creíble como todo lo que decía.

—Lo suficiente, que es... igual a nada, así que... será mejor que me retire... —informo acompañado de una sonrisa totalmente incómodo.

Amalgama nuestra (Stolitz) (Helluva Boss)Where stories live. Discover now