𝚃𝚎𝚜𝚝 𝚍𝚎 𝚖𝚊𝚝𝚎𝚖𝚊́𝚝𝚒𝚌𝚊

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Timmy recibió el exámen de matemáticas sobre la mesa, ansioso por demostrar sus habilidades tras horas de prácticas, ensayos y errores en el pequeño escritorio de la pequeña habitación donde vivía la mayor parte del tiempo. Ganaba su beca a pulso en aquella prestigiosa escuela, el Instituto St. Jeor para hombres le ofrecía la promesa de una posible beca universitaria la cual necesitaba pues sería imposible para él costear algo parecido, y era lo único que lo mantenía aún en una escuela para chicos ricos siendo él el más empobrecido de todos. Pero, viéndolo del lado positivo, sus viejos zapatos casi se deslizaban sobre el suelo encerado a diferencia del de los chicos ricos quienes eran incapaces de alcanzarlo cuando corría como si le hubieran escondido un cohete en la mochila. Podía ganar a casi cualquiera con sus habilidades físicas, bueno, con todos menos uno.

Sí, tenía problemas, pero prefería eso a la extraña relación que sus padres últimamente tenían. Estaban a un paso del divorcio, Tim rezaba porque lo consumaran pronto porque el ambiente era una mierda y no soportaba pensar quedar en medio con uno jalando de cada brazo. Ahora los suaves susurros en su lugar de trabajo se habían transformado en gritos de batalla que intentaba acallar con los audífonos que conectaba a un antiguo mp3, ahogando así las peleas ahora cotidianas como si no tuviera suficiente en el instituto.

 Siempre fue invisible, incluso en su hogar, no era una gran habilidad pero mantener el perfil bajo le había salvado de muchísimos malos ratos cuando los chicos del salón no encontraban alguien de quien mofarse.

Timothée aún así tenía tres grandes problemas, a saber:

Primero, era homosexual. Sus padres eran judíos, él también lo era y seguía sin creer que Dios lo amaba cuando él era increíblemente apasionado dentro de su mente. Con sus manos traviesas trabajaba lo que su mente extasiada imaginaba con el centro de su universo entero, lo que mantenía girando la tierra. ¿Cómo podría Dios amar a alguien con una mente y cuerpo tan sucio por las caricias? Y si lo amaba, ¿por qué le sucedían toda clase de cosas? A veces se consolaba pensando que otros lo tenían mucho peor.

Segundo, era invisible. No sabía todavía cómo clasificar eso, cambiaba de opinión todos los días en cuanto a si era positivo o negativo.

Tercero, amaba al chico menos invisible de la clase, y seguramente el otro no sabía que existía.

Mordió su bolígrafo, mirándolo en la última fila del salón por el lado de la ventana donde el sol acariciaba sus preciosas facciones andróginas que confirmaban su gusto por los chicos cada vez que le veía de reojo en el patio o incluso cuando reía con una risa casi asmática de la cual todos hacían burla con cariño. Ahora apreciaba la expresión de tragedia en su rostro, más pálido que de costumbre al ver el contenido de la horrorosa prueba. TaeMin era grandioso en literatura, al contrario que él.

Hacía todo lo que podía en cada asignatura, sin embargo rogó al profesor por un tutor y rogaba al Señor antes de dormir el hecho de que quizá, sólo quizás, Tae pudiera enseñarle a componer el ensayo final del curso.

Eran opuestos, Tim había ingresado un año atrás y jamás compartieron más que un saludo cortés, Tim resolvía sus ejercicios de trigonometría a toda velocidad mirando de reojo como el otro admiraba el paisaje de cabezas ansiosas resolviendo los ejercicios. Lucía tan perdido que quiso traspasar las respuestas telepáticamente pero no pudo, no era un X- Men.

― Profesor, ¿podría ir al baño? - algunas cabezas curiosidad giraron, el chico de sus sueños usaba la mirada mágica de profunda desesperación para seducir al profesor - Es una emergencia.

Cuando recibió la aprobación tuvo la idea más estúpida pero rápida en su vida: mordió con fuerza el bolígrafo manchando su boca entera con el asqueroso sabor amargo, su camisa blanca y todo lo que llevaba de avance. Al ser el favorito del profesor Winters le dejó de inmediato salir, y él, disimuló parecer apenado hasta cerrar la puerta. Sin embargo corrió a toda velocidad hacia el baño, dispuesto a encontrarlo a solas para intercambiar aunque fuera un saludo, una mirada furtiva de aquellos grandiosos ojos azules con largas pestañas rubias. Algo sucedía con él, aparte de ser increíblemente atractivo porque poseía un magnetismo el cual atraía a todos quienes tenía alrededor, por supuesto no era la excepción. Tenía poca confianza en su físico, si bien había estirado unos cuantos centímetros durante las vacaciones seguía siendo un chiquillo escuálido con ojos bonitos, no obstante la forma de mi rostro era bastante peculiar y eso no parecía atractivo a otros chicos, sólo por Grinder. Claro que no saldría a encontrarse con un desconocido a algún sitio.

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⏰ Last updated: Feb 12, 2020 ⏰

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The Lunatics (Roleplayer)Where stories live. Discover now