Sentía la brisa en mis mejillas, era fría y tenía un toque de nostalgia. Mi mente estaba en blanco y me sentía tan en paz, como nunca antes me había sentido. Mi corazón se encontraba tranquilo, libre de ese dolor al que fue oprimido durante tanto tiempo.
Mi vida fue por completo diferente a la que esperaba. El Señor Stark no estaba más tiempo a mi lado, logre verlo y compartir un abrazo con él después de 5 años, pero eso fue todo. No volví a escuchar su voz, ni a verlo caminar, ni siquiera ver su cara de disgusto cuando me metía en problemas. Lo extrañaba tanto, sus ojos, su sarcasmo, su sonrisa, su forma de caminar, su inteligencia, todo lo que lo hacía ser él.
Tal vez yo no sentí esos 5 años, pero sé que quizás el sufrió lo mismo que yo, al no volver a vernos. Sus ojos me lo dijeron, el día que lo vi por última vez.
Recuerdo aquel día en que al fin me arme de valor para confesar mis sentimientos, jamás espere ser correspondido. Creí que me sacaría de su oficina, que me diría "solo es un amor pasajero", "estas confundido", "no sabes lo que dices" o hasta incluso un "largo de aquí, niño". Pero lo que recibí fue completamente diferente.
Sus labios estaban sobre los míos, uno de sus brazos me tomaba por la cintura mientras que el otro estaba en mi nuca. La felicidad inundo mi vida.
Aún recuerdo esas bellas palabras diciéndome cuanto me amaba, susurrándome el cariño que guardaba en su corazón. Mis lágrimas rodaban por mis mejillas y lo abrace, como si no hubiera un mañana, era mi felicidad y nadie me la quitaría.Sucesos que no fueron contemplados por mí, queriéndonos en silencio hasta que tuviera la mayoría de edad. Cosa que nunca pasó cuando él estaba a mi lado, 5 años perdidos.
El Señor Stark, mi Tony, dejo de estar en mi vida y yo en la de él. Me dolía recordarlo y por más que intente, no pude rehacer mi vida. Seguí siendo el buen amigo vecino hombre araña, brindando mi ayuda al que la necesitara, pero en cuanto a mi vida personal jamás me recupere.
Salí con chicos y chicas, todos tenían cualidades que cualquiera amaría, eran guapos, inteligentes y, lo que era importante para la sociedad, de mi edad. Pero en mi mente solo existía Tony Stark, en mi corazón seguía grabado su nombre y los recuerdos me abrumaban cada noche. De nada servia engañarme ni tampoco era justo para los demás engañarlos, intentar estar con ellos cuando no podía olvidarlo.
May quiso ayudarme, pero sus esfuerzos eran en bano. Mi carrera siguió a flote, termine la universidad, trabaje en diversas empresas, incluyendo Oscorp, pero nadie pudo hacerme sentir lo que sentía por él.
Los años siguieron pasando y como era de esperarse, May falleció. Estaba solo, no quedaba nada no había razones para seguir, vivía solo por vivir.
Todo tiene un costo en esta vida, la edad no paso desapercibida. Deje de ser el hombre araña y me retire.
Ahora estoy sentado en el pequeño sofá junto a la ventana de mi departamento. El aire es fresco, ya no me siento triste.
Todo se torna oscuro, no puedo ver nada. Escucho una voz a lo lejos, alguien me llama pero sigo sin poder ver.
- Peter. - de nuevo esa voz.
Abro los ojos y estoy justo delante de un hermoso mar, la brisa es salada y todo esta tan limpio.
- Peter.
Giro para todas partes, tratando de encontrar el origen de esa voz que me llama. Camino por la orilla y entonces lo veo.
Está de pie justo frente a mí, tan guapo como la primera vez que lo vi. Mis piernas tiemblan, mis ojos se nublan, tengo ganas de hablar pero mi voz no sale. No sé cómo reaccionar. Entonces, él camina hacia mí.
- Peter. - se detiene justo frente a mí.
Dirijo una de mis manos a su rostro, lo acaricio dulcemente y veo como cierra los ojos e inclina su cabeza ante mi toque. Era él, de verdad estaba ahí, no era un sueño como muchos otro que había tenido.
- Tony.
Lo abrazo fuertemente, de mis ojos no dejan de salir lágrimas y de mis labios sale su nombre. Sus brazos me rodean la cintura y me corresponde dulcemente.
- Tranquilo, niño. Estoy aquí.
Su voz, era su voz, su cuerpo, su aroma, todo. Realmente era él, estaba a mi lado.
Me separe mirándolo directamente a los ojos.- No sabes cuánto te he extrañado Tony. - de mis ojos no paraban de salir las lágrimas.
- Y yo a ti, pequeño.No perdí más tiempo y uní sus labios con los míos. No era un beso ansioso, sino dulce lleno de nostalgia y de cariño, lo único que quería era verlo y tenerlo conmigo de nuevo.
- Te amo, Tony. - exprese separándome un poco.
- Te amo, Peter. - dijo mirándome a los ojos.Tomo mi mano, en ese momento me di cuenta de que había cambiado todo. Los años se habían desvanecido y ahora volvía a ser un chico de 16 años.
- Vamos, hay quienes quieren verte.
Camine de su lado por la orilla sin mirar atrás. Todo lo que quería lo tenía a un lado de mí. Ahora no me hacía falta nada.