•Hetalia
•FrUK
•Francis Bonnefoy x Arthur Kirkland
•AU
•OneShot•
Le advirtieron muchas veces que no fuera a aquel bosque y no se acercara al castillo, o sería devorado por la bestia.
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Para disgusto de Arthur Kirkland y de sus hermanos, sus padres habían decidido mudarse a Francia, a un pequeño pueblo que, según su padre, les haría mucho bien al ser un lugar tan tranquilo para vivir.
En ese pueblo corrían rumores sobre un antiguo castillo que estaba embrujado y donde vivía un monstruo devora hombres. A todos los jóvenes se les decían que no se acercaran al castillo, o serían atacados por la bestia y se convertirían en su alimento.
Las advertencias no le importaron y en un ataque de rebeldía, una noche después de una discusión con su padre salió corriendo de su hogar y se internó en el bosque donde habitaba la supuesta bestia, si querían volver a verlo, primero tendrían que encontrarlo, y después prometerle que regresarían a Londres.
Una vez que la ira inicial se alejó, consideró regresar a su casa a refugiarse del frío, fue entonces cuando se dio cuenta que se había perdido. Intentó regresar pero era inútil, avanzaba un par de metros sólo para darse cuenta que estaba dando vueltas.
Caminó con la esperanza de hallar el sendero por el que entró al bosque. La noche era fría, demasiado, y él seguía perdido. Desde donde estaba podía escuchar perfectamente el aullido de los lobos y por más que lo negara debía aceptar que le aterraba morir sólo, como alimento de animales salvajes a la mitad de un solitario bosque.
Después de un rato vagando, y con la suerte de no haber sido atacado por nada ni nadie, encontró un castillo que parecía abandonado, al verlo de inmediato pensó en la advertencia que todos daban en el pueblo, pero al no tener otra opción se vio obligado a llamar a la puerta y pedir refugio para no morir de frío en la intemperie.
En el momento en que sus nudillos tocaron la madera de la puerta principal, ésta se abrió con lentitud y se escuchó un rechinido que le puso la piel de gallina. La calidez que emanaba el castillo por dentro fue suficiente para animarse a entrar.
Ignoró el terror que sentía y caminó por los pasillos con supuesta seguridad, era de esperarse en él pues se sentía invencible. “Ninguna estúpida bestia es rival para Arthur Kirkland” se repetía una y otra vez, convencido que si se lo creía sería verdad.
Después de entrar en varias habitaciones y no encontrar algo más que objetos viejos, polvo y telarañas se convenció que el rumor sólo era eso, un rumor. Se acercó al fuego de la chimenea, que por una razón que quería ignorar estaba encendido, y cayó dormido sin darse cuenta que alguien lo observaba desde lejos.
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Ninguna otra persona había pisado el castillo desde el momento en que este fue embrujado, lo cual le complicaba obtener una oportunidad para encontrar a alguien que deshiciera el hechizo. Tenía el carisma para hacer caer a sus pies a cualquier chica, pero no servía de nada si no había nadie a quien enamorar.
Comenzaba a rendirse ante la idea de permanecer sólo por el resto de su existencia, ya que tampoco podía salir del castillo, ya lo había intentado una vez e intentaron matarlo porque creían que se trataba de un monstruo.
Fue entonces cuando ese chico apareció en la puerta de su castillo. Lo siguió cuidadosamente mientras este registraba todas las habitaciones, y al final se quedó en la entrada del salón principal.
Cuando vió que el chico dormía se acercó cuidadosamente, no quería asustarlo, pero sentía la necesidad de verlo más de cerca. Tenía una piel muy blanca, como si nunca saliera al sol, y unos cabellos rubios de un tono muy claro, y estaba despeinado.
Quiso tocarlo, pero no lo hizo por temor a despertarlo, así que sólo se dedicó a observarlo dormir mientras se preguntaba si él sería la persona que rompería el hechizo y lo salvaría de su sufrimiento.
Al final se quedó dormido cerca del chico.
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Lo primero que vió Arthur al despertar fue la chimenea, donde el fuego casi se había extinguido porque había consumido casi toda la madera.
Se sentó y miró a su alrededor, tuvo que ver fijamente el lugar y pellizcar su brazo para asegurarse que no seguía dormido. No muy lejos de él había un monstruo enorme.
Su primer reflejo fue gritar, pero se obligó a callarse cuando vió que eso había provocado que la bestia se moviera. Se tragó su terror y sin quitarle la vista de encima se levantó para huir.
Una vez fuera del salón principal y a tan solo un par de metros de la puerta escuchó un grito que lo dejó estático en el lugar donde estaba.
—¡Espera! ¡No huyas! —gritó el monstruo que ya había llegado donde estaba Arthur, mientras este se maldecía por haber gritado.
—No te vayas, por favor... —rogó la bestia viendo que su única oportunidad para ser libre corría hacia la puerta.
La impresión de Arthur por escucharlo hablar fue tal que no se movió, a lo que el monstruo interpretó como una señal de que se iba a quedar con él.
—No tengas miedo —comenzó su discurso —en realidad no soy una bestia, sólo estoy bajo un hechizo. Mi nombre es François Bonnefoy*
—A-Arthur Kirkland... —respondió el chico aún con un poco de miedo.
—Arthur, que bello nombre —su respuesta fue prácticamente automática —supongo que tienes hambre, y resulta que ayer salí a cazar, así que hay suficiente comida para ambos.
Comenzó a caminar hacia la cocina, con un Arthur tras de él aún indeciso.
La puerta estaba detrás suyo, pero prefirió seguir al tal Bonnefoy. Tal vez era por que no quería regresar después de la pelea, claramente no quería disculparse por un pleito que estaba seguro no era culpa suya. O tal vez era la hambre que tenía, además de que no sabía cómo regresar al pueblo.
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Esto surgió de una idea sobre adaptar cuentos en oneshots de shipps de Hetalia, así como con el usuk como La Sirenita.
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Hope World
FanfictionPorque Jung Hoseok me inspira, porque es mi Hope World Ó Porque soy idiota, tengo mala memoria y nunca concreto mis ideas. • Ideas sueltas para fanfics