En aquellos momentos, ella acababa de mudarse. Vivió mucho tiempo en un pueblecillo llamado Peînt, pero, aunque fuera un pequeño pueblo, las personas que residían allí eran tan solitarias que ni reconocían los rostros de sus propios vecinos. Además de que tampoco había mucho trabajo, y encontrar pinceles o rotuladores era un trabajo inmenso.
Así que decidió irse a una ciudad más grande donde sorprendentemente la comunidad era una gran familia, dónde el arte era el principal trabajo y por lo tanto habían herramientas de sobra, dónde la calidad de vida era muchísimo mejor en todos los sentidos.
Marianculpa, una chica bastante exigente consigo misma, buscaba mejorar en su trabajo y así poder ganar algo de dinero para mantenerse a ella misma y a su perro Oèl, un perro gigantesco, apróximadamente del tamaño de un oso, así que era bastante caro mantenerlo.Sin compañía, se mudó a un pequeño barrio que había dentro de la ciudad, donde todos hablaban el mismo idioma que ella ya que muchos eran originalmente de Peînt.