Admirador Secreto

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Día 4
Continuación de "Soulmate".

Un día cualquiera, en apariencia, Stephen se dio cuenta de que el más bajo llevaba unas iniciales en la muñeca, sus iniciales que se mostraron cuando Tony tomó su taza de café y la levantó, haciendo que la manga del suéter que llevaba se deslizará y el otro pudiera ver "S.S", bien marcadas en su piel, tanto que creyó que le había dolido pero no dijo nada, no sabía como reaccionar. El chico era adorablemente hermoso y tenía un flechazo por él, como muchos otros pero las letras en su muñeca solo significaban una cosa, una sola cosa en la que él no era un creyente devoto.

Claro que Tony había estado ocultandolo intencionalmente porque él sabía muy bien lo que Stephen pensaba de ese tema. Solo podía imaginarse de todos los sentimientos encontrados que el menor había tenido cuando descubrió que era su destino.

(...)

El tiempo pasó y Tony comenzaba a recibir múltiples cartas a la semana, enviadas por un anónimo que sabía donde vivía. Primero tuvo miedo, ¿ahora tenía su propio acosador? Genial, pero después se dio cuenta de que esa era una posible oportunidad para olvidar todo el vacío que le causaba que su destino, Stephen, fuera un no creyente sobre las almas gemelas.

Parecía un camino fácil para olvidar y se aventuró en el sin mirar atrás, saber que alguien había comenzado a escribirle dedicatorias y dedicarle palabras que nadie antes le había dedicado con anterioridad, lo llenaba parcialmente y lo volvía feliz por ratos pero su corazón seguía en otro lado, entregado a alguien más.

Stephen había decidido darle una oportunidad a la situación cuando vio como las iniciales del chico aparecieron en su piel también. Comenzó a escribirle casi sin parar por más de dos meses hasta que le pidió que se vieran nuevamente.

El castaño asistió a la misma cafetería de siempre y se acercó a la mesa en la que el otro estaba esperándolo. Lo saludó con una sonrisa mientras se sentaba frente a él.

Ordenaron algo para pasar el rato mientras conversaban hasta que Stephen sacó un sobre blanco. Tony se quedó desorientado cuando deslizó el paquete por la mesa hasta colocarlo frente a él.

  -Quería enviarte esto, pero creó que es momento de dejar de ocultarlo-.

Cuando Tony estiró la mano derecha para tomar el sobre sintió como el más alto le sostenía la mano, sin fuerza y bajó la manga de la sudadera que llevaba. Se asustó, claro que se asustó, quería que la tierra se lo tragará, sólo desaparecer.

Tranquilo-. Dijo al captar la mirada preocupada y le sonrió soltandolo para después desabrochar la manga de su camisa y dejándolo ver las letras. -¿Sabes? Creó que por ti podría intentar dejar de pensar lo que pienso de los destinos-. Le tomó de la mano acariciando.

Tony asintió emocionada. -Me agrada la idea Stephen-.

Desde entonces el de ojos bicolor dejó de creer que era una farsa, Tony era su amor, su vida entera y jamás dejaría de serlo.

A Strange Love for the Iron Heart Donde viven las historias. Descúbrelo ahora