Capítulo 38

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——- Maratón 3/3 ——-

Para ser más dramático, solo faltaba que lloviera, pensó Macarena mientras caminaba por las calles cercanas al departamento que solía compartir con Bárbara. Su novia, por quien estaba loca, la mujer que movía su mundo, iluminaba sus días y que ... Ahora, aparentemente, la había traicionado de la manera más baja posible. Ex novia, se corrigió mentalmente. El anillo todavía estaba en su dedo, pesando como plomo. Quería quitárselo y tirarlo lo más lejos posible, en cualquier calle, en el primer basurero que encontrara.

Pero lo mantuvo en su dedo por qué todavía amaba a la morena.

Y en el fondo, todavía había algún tipo de esperanza.

A pesar de que su pecho estaba desgarrado por el dolor, y se sentía tan desgraciada como era posible ... o imposible. Ya no conocía el límite y la línea del dolor que sentía; y enojo por ser engañada. Pero reconocía la mirada perdida de Barbara; sabía que en eso no estaba mintiendo: realmente no recordaba nada.

Pero si no lo hizo, ¿cómo podría negar lo obvio?

Todo indicaba que algo había sucedido y Gabriela parecía la única persona sobria y sensata allí. Pero aún así ... Su corazón estaba muy apretado. Las cosas no encajaban allí, no podía; Barbara no haría eso. No podía. A pesar de recordar que no debería poner su mano sobre el fuego por ella, hipotéticamente hablando, por nadie, sabía que iba a quemar todo su cuerpo por Barbara si fuera necesario. Y en ese momento la morena merecía un voto de confianza. Realmente lo merecía. ¿Pero cómo viviría ella con la duda?

¿Qué pasa si nunca lograran descubrir lo que había sucedido? ¿Sería capaz de vivir bien, casarse con la morena y pasar el resto de su vida sin saber si se había acostado con la pelirroja del infierno? ¿Pero realmente necesitaba saberlo? Era un maldito estancamiento, y no quería pensar en otra cosa; ¿Cómo era posible que su corazón rogara por algo mientras tu mente gritaba exactamente lo contrario? Ella no quería escuchar a ninguno de los lados.

Quería huir de nuevo.

Esconderse y nunca más aparecer.

Dentro de su apartamento, Barbara se mordió el labio inferior varias veces, mientras el aire le salía casi espeso por la nariz. Nunca en su vida se había enfurecido tanto. Podía esperar cualquier cosa menos una traición como esa, no que ella y Gabriela fueran mejores amigas ni nada, pero esperaba al menos un poco de respeto.

A pesar de eso, no sabía qué podría haber sucedido, qué habría sucedido ... Sabía lo que recordaba. Y no recordaba haberse acostado con Gabriela ni nada.

- No quería causar tal situación.

- Siéntate.

La orden salió tan fría que Gabriela se estremeció.

- No hablaré de nuevo.

Gabriela se sentó en el sofá. Barbara se acercó, tan amenazadora que la pelirroja quería que la tragara el sofá en el que estaba.

- Quiero que me digas la verdad de lo que pasó ayer. Y no me vengas con el hecho de que abrí una botella de vino y tuve relaciones sexuales en la casa, porque no cuadra. Yo no haría eso.

- lo hiciste.

- No es posible.

- ¿Porque no? ¿No estarías conmigo?

- Ni siquiera en tus sueños. - Ella respondió seca. Era tan amarga y grosera pero no le importaba. - Solo hay una persona en el mundo para mí y se llama Macarena.

- No recuerdas lo que pasó. Cualquier cosa pudo haber sucedido.

- Y nada pudo haber pasado.

Gabriela suspiró.

El mar de tu mirada | Barbarena I Terminada I EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora