P27: Incómodo.

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—¿Qué haces aquí?—cuestionó Paulina sin dejar de mirar al muchacho que permanecía sentado en la sala de su departamento. Celia también la miró pero de repente la risa que brotaba de sus labios se había esfumado de golpe y toda la felicidad que Paulina había percibido desde la entrada del departamento se drenó.

Los ojos azules del chico se posaron en ella con demasiada curiosidad.—Pau…te presento a Xavier; uno de mis amigos…

—En este momento vas a salir de mi casa y no vas a volver nunca más.—decidió en tono firme.

—¡Paulina!—se quejó su prima.
Una sonrisa socarrona se instaló en los labios del pelinegro.—No te preocupes, Celia…podemos hablar después de todos modos…—hizo una pausa.—Fue un gusto volver a verte, Paulina…

La piel de la chica se erizó del golpe ante el sonido de su voz. Había pasado un largo tiempo desde la última vez que lo había visto pero el efecto que tenía en ella definitivamente todavía estaba ahí. Y no era bueno de ningún modo.

Caminó delante de ella en dirección a la puerta mientras el silencio reinaba dentro de la casa.—¿Qué te pasa, prima?—cuestionó Celia pero ella no respondió.

En su lugar avanzó detrás del chico encontrándolo frente al elevador oprimiendo los botones para programarlo y envolvió su mano en la muñeca de Xavier atrayendo su atención.—No sé como diablos hiciste para acercarte a Celia pero de una vez te digo que tienes que alejarte de ella, no eres una buena persona y mi prima no tienes por qué estar cerca de ti. Eres el peor ser humano del mundo y desaparece de su vida…

—¿Así como tú desapareciste de la mía?—cuestionó lanzándole una sonrisa de autosuficiencia.—O por lo menos como crees que lo hiciste…

—¿Qué?

—¿En verdad crees que no sabía quién era Celia antes de venir aquí? Te he visto millones de veces hacer ese mismo recorrido desde la universidad a la empresa de los Colón y después a tu departamento, Paulina.—le informó.—Tú crees que me dejaste atrás pero en realidad nunca vas a poder hacerlo porque vamos a ser sinceros; puedes ser la novia de Zabdiel y decir que lo amas y no sé cuántas cursilerías más pero en el fondo los dos sabemos que me ama a mi…

—Eres un demente.—murmuró ella, pasó sus ojos un breve momento por los labios del chico y luego apartó la mirada sintiendo un manojo de nervios crecer en su estómago de manera gradual.

—¿Estás mirándome los labios?—preguntó con un deje de seducción en su tono de voz.

—Claro que no…

—Me parece que si.—anunció antes de terminar con la poca distancia que los separaba y unir sus labios en un beso.
Paulina se quedó pasmada un segundo sin saber muy bien que era lo que estaba pasando, dejó escapar un jadeo de sorpresa y cerró sus ojos un momento. Si bien lo odiaba, tenía que admitir que seguía siendo un buen besador pero ese definitivamente no era el punto. Pero también tenía que admitir que en un momento lo había estado disfrutando.

Las puertas de elevador se abrieron con un pequeño ding.

—¿Pau?—la voz de Zabdiel la trajo de vuelta a la realidad. Se apartó de golpe del pelinegro y llevó sus ojos hasta los de su novio que la observaba fijamente sin dar crédito a lo que acababa de ver.—No quería interrumpir, lo siento…—anunció y el corazón de la chica se hizo un puño.

—Zabdiel espera…

—Tú…sigue con lo tuyo, por mí no te preocupes…

¿Sera porque te amo?||Erick B. Colón.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora