[Especial San Valentín]

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No todo en San Valentín es color de Rosas, chocolates y dulces palabras, también es día de desilusión y corazones rotos.

esperábamos pasar el día con aquella persona especial, por la que daríamos todo, sin embargo, la expectativa pocas veces le gana a la realidad; y un claro ejemplo de esto, es la siguiente historia.

—y... a-ahí los vi, juntos, abrazados, b-besándose—tomó aire para continuar.
—Amándose.—

ahí estaba Roger, relatando lo sucedido con la mirada perdida, sentado en una barra, yendo a por su décimo shot de tequila, con los ojos rojos a más no poder y con un corazón destrozado.
A su lado estaba su mejor amigo, Freddie, quien trataba de consolarlo, pero era en vano, no había remedio para aquel dolor.

—No entiendo qué hice mal, ¿a caso no soy suficiente para él?— sollozó nuevamente

—No digas eso, Roggie. Tu eres más que suficiente, y tal parece, Brian no supo apreciarlo. Es un idiota.—

—Deberíamos largarnos de este lugar, odio verte en este estado, ¡vayamos a divertirnos! Hay muchos peces en el mar.—

—Gracias Fred, pero no. sinceramente ya no quiero ni seguir hablando, espero no te ofendas.—

Freddie escuchaba atentamente, y comprendió, su amigo necesitaba un tiempo a solas. Un largo tiempo

—Yo pago, pero gracias por apoyarme Freddie, en verdad gracias— limpió su rostro con lágrimas secas.

—Cariño, recuerda que si necesitas hablar, puedes llamarme cuando sea.—

—Lo sé, siempre cuento contigo—

—Oye, pero nada de hacerlo a las 4:30 de la mañana, ¡Debo tener mi sueño reparador de belleza! ¿cómo crees que mantengo este precioso rostro fresco y sin ni una ojera?—
Intentó animar el ambiente.

—Jejej... Ay fred. Está bien, te llamaré cuando llegue a mi casa. —Sonrió.

—Esa es la actitud, cariño!. No deberías llorar por ese imbécil. Ahora eres una chica mala.— (tusa ea)


Roger abrazó a Freddie y dejó dinero sobre la barra, mientras se despedía de su amigo.

—cuidate, cielo— lo despidió Freddie.

—Lo haré— Dijo con una sonrisa melancólica y apagada.

(...)

Taylor se encontraba caminando de regreso a casa, no podía esperar para llegar y tumbarse en la cama a llorar hasta el amanecer.
No podía esperar para contarle a su almohada lo mal que estaba.
No podía esperar para maldecir en silencio a Brian.
No podía esperar para tenerlo frente a frente y hacer que conozca la ira de Roger Taylor.

pero tampoco podía esperar a despertar, que todo fuese un sueño y esté nuevamente en la mañana del 14 de febrero, escuchar el timbre de la puerta y encontrarse con un Brian sonriente, sosteniendo una caja de bombones y unas Rosas.

La calle comenzó a achicarse a medida que roger iba aumentando el paso, la lluvia caía por su sudadera.
sus ojos iban perdiendo la clara visión y tomaban un color rojo claro.

corrió tan rápido como pudo, corrió tanto como sus piernas se lo permitieron.

Su respiración se agitaba cada vez más, el nudo en su garganta, lo ahorcaba,
quería gritar.
ya no podía sentir más que dolor.

“Te odio Brian May. ”

Se repitió por última vez en su cabeza.

Un rayo cayó, Roger dejo de sentir, dejó de culparse por todo, dejó de respirar.
dejó de amar.

Despertó en su cama, abrió sus ojos lentamente, el sol golpeaba su rostro con su cálida luz. Roger no lo vio, pero Freddie estaba ahí con una mueca de preocupación marcada en su rostro.

El timbre había sonado.
miró su alarma, que estaba posicionada al lado de un calendario.

era 15 de febrero.

Fin.

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