Hace mucho tiempo atrás, cuando el mundo aún tenía magia en el aire, una joven princesa, fuerte, inteligente, hermosa y con ojos color ámbar se aventuró en una misión bastante difícil. Debía recuperar un escudo, la misión parecía bastante sencilla pero había más personas yendo por el.
Cuando se decidió apostó todo y de golpe se fue por el, el escudo era hermoso a la vista y aparte tenía imbuido un poder mágico que ella no había visto nunca.
El escudo únicamente podía ser levantado y utilizado por ella, su magia la protegía de todo daño que pudiera llegar a recibir, era resistente, pesado, pero la protección que le brindaba no tenía precedentes.
Ella le tomó bastante cariño al escudo y lo utilizó siempre en cada una de las batallas que tenía, el le correspondió y la defendió de flechas, magia, fuego e incluso veneno, se volvieron inseparables en todo ese tiempo.