El origen

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El Homo Sapiens, ¿es el resultado de una manipulación genética?

Hay algunos investigadores que creen que la humanidad fue creada por algún tipo de manipulación genética extraterrestre. Hoy en día, con los avances en genética y los conocimientos sobre el código ADN, hemos visto que ello es posible. Esta sería la esencia de las historias sobre la creación, tal como se relatan en las antiguas tablillas sumerias y en los posteriores escritos hebreos. Esta es la tesis que mantiene Zecharia Sitchin (1920 – 2010), autor de una serie de libros que promueven la teoría de los antiguos astronautas y el supuesto origen extraterrestre de la humanidad. Sitchin utiliza los registros sumerios para argumentar que el moderno Homo-Sapiens fue creado por seres provenientes del espacio exterior llamados nefilim o anunnaki. Sitchin cree que los anunnaki crearon a los humanos mediante la manipulación genética de, probablemente, el Homo-Erectus. Los nefilim (en idioma hebreo "los caídos") son seres que se mencionan varias veces en la Biblia. Según el Génesis serían los descendientes de los «hijos de Dios», ángeles rebeldes, y las «hijas de los hombres» (raza humana), que vivían antes del diluvio. Los textos sumerios antiguos se refieren a los anunnaki como "los que descendieron del cielo", una raza de seres extremadamente poderosos y avanzados que habrían modificado genéticamente a la humanidad muchos miles de años atrás. Según el relato de los registros sumerios, tal como los interpreta Sitchin, un duodécimo planeta del Sistema Solar, conocido como Nibiru, estaba poblado por seres muy similares a nosotros, los seres humanos. Después se encontraron con un problema grave en su atmósfera y se lanzaron a la búsqueda de oro en el Sistema Solar, un metal que podría ayudar a reparar la atmósfera de su planeta. Cuando el planeta Nibiru se acercó a la órbita de la Tierra, hace unos 400.000 años, sus habitantes, los anunnaki, utilizaron naves espaciales para viajar hasta el planeta Tierra. Después de aterrizar, los anunnaki establecieron bases en la antigua Mesopotamia, en donde fueron considerados dioses.

En 1989, un abogado californiano, con el seudónimo de William Bramley, publicó su libro Los Dioses del Edén, con el sugestivo subtítulo de "La escalofriante verdad acerca de la infiltración extraterrestre y la conspiración para mantener a la humanidad encadenada". Bramley recopiló las principales investigaciones anteriores sobre el tema de los "astronautas ancestrales" y las reunió con una particular visión conspiratoria de la historia. La controvertida tesis de Bramley es la siguiente: "Los seres humanos parecen ser una raza esclavizada reproduciéndose en un planeta aislado de una pequeña galaxia. La raza humana fue una vez fuente de mano de obra para una civilización extraterrestre, para la cual seguimos siendo su posesión. Para mantener el control sobre su posesión y mantener a la Tierra como una especie de prisión, esa otra civilización ha alimentado un interminable conflicto entre los seres humanos, ha promovido la decadencia espiritual y ha creado en la Tierra condiciones irreversibles de penuria física. Esta situación ha existido por miles de años, y aún continúa hasta nuestros días". La idea de que la humanidad actual, el Homo Sapiens, tal vez sea fruto de un trabajo de ingeniería genética, realizada por unos supuestos seres extraterrestres, no entra en contradicción ni con la teoría de la evolución darwiniana ni de las teorías sobre un supuesto creacionismo. Últimamente los conceptos de creacionismo y evolucionismo son objeto de fuertes discusiones filosóficas, políticas y religiosas. Y yo aún añadiría un tercer concepto, que es el de la manipulación genética, que ha implicado saltos evolutivos sorprendentes, como en el caso de la aparición del Homo Sapiens.  Y casi siempre estos temas se enfocan de una manera radical y condicionada fuertemente por prejuicios morales y religiosos. Sin embargo, creemos que estos tres conceptos pueden coexistir y ser perfectamente válidos, tal como nos explica la moderna biología molecular. Pero la gran complejidad del ADN es incompatible con el azar, lo cual nos lleva a considerar seriamente el concepto del diseño inteligente.

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