La comunidad, es algo muy bello. Pero lo que ahora vemos florecer por todas partes no es la comunidad verdadera. Esta surgirá nueva, del conocimiento mutuo de los individuos y transformara por algún tiempo el mundo. Lo que hoy existe no es comunidad: es, simplemente, rebaño. Los hombres se unen porque tienen miedo unos de otros y cada uno se refugia entre los suyos: los señores en su rebaño; los obreros, en el suyo; los intelectuales en otro... ¿Y por qué tienen miedo? Se tiene miedo cuando no se está de acuerdo consigo mismo. Tienen miedo porque no se han atrevido jamás a seguir sus propios impulsos interiores. Una comunidad formada por individuos temerosos todos de lo desconocido que en sí mismos llevan.
Todos ellos sienten que las leyes a las que ajustan su vida han perdido el sentido ya, que viven conforme a mandamientos anticuados y que ni sus religiones ni su moral son ya las que necesitamos. Durante cien años y más, El mundo no ah echo mas que estudiar y construir fábricas.
Todos saben con exactitud cuántos gramos de pólvora se necesitan para matar aun hombre, pero no saben cómo rezar a Dios, no saben siquiera como se pasa un rato divertido, ¡Mira las tabernas de los estudiantes! O un lugar de diversión donde se reúne gente rica. ¡Desesperante! Querido lector, de esto no puede salir nada alegre. Los hombres que se aglomeran acobardados están llenos de miedo y de maldad; ninguno se fía del otro. Son fieles a unos ideales que han dejado de serlo y apedrean a todo el que crea otros nuevos. Presiento graves conflictos. Vendrán, créeme, vendrán pronto, la situación no mejorara. Que los obreros maten a los empresarios, o que Rusia y Alemania disparen una sobre otra, no cambiara la situación, solo cambiaran los dueños, PERO revelaran la miseria de los ideales actuales y obligaran a derrocar toda una serie de Dioses de la edad de piedra. Este mundo, tal y como es, quiere morir, quiere hundirse y se hundirá.