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─Luzu, Luzu, mírame por favor.

Otra vez estaba llorando. ¿Cuántas veces había derramado lágrimas esta semana? Sentía como sus mejillas húmedas eran tomadas por las cálidas manos de aquél chico, mientras las acariciaba con sutileza, utilizando únicamente sus pulgares. No sabía porque se sentía tan reconfortado cada vez que Auron hacía eso, incluso después de hacerlo llorar como lo acababa de hacer.

Sus ojos se cerraron, permaneciendo inerte entre esas caricias, tenía miedo de que si abría los ojos, el contrario ya no estaría para él, que se desvanecería cómo la espuma de mar una vez que esta tocaba la arena.

─Luzu, abre los ojos.

Escuchó esa voz que a pesar de intentar sonar suave, predominaba cierta exigencia. Así que no buscando hacerlo enojar, abrió poco a poco sus párpados, topandose con la fija mirada del menor.

─Por favor no hagas más difícil esto.

Volvió a escuchar su voz, esta sonaba cada vez más desesperada, pero no perdía la dulzura. Soltó su rostro y desvió su mirada a otro lado.

─¿Por qué? ¿Qué hice mal?

Preguntaba el más alto, mientras su voz se quebraba con cada pregunta, y buscaba con desespero la mirada del chico que tanto amaba. Esa mañana todo iba bien, sólo bastaron un par de horas, para que Auron llegara y le dijera que ya no quería continuar con lo suyo, se sentía romper, cómo si le estuviesen robando lo más preciado de su vida. Y es que eso estaba pasando, Luzu se había enamorado de Auron desde el primer día, se enamoró completamente de su persona y ahora lo estaba perdiendo.

─Ya no siento nada por ti, Luzu..

Dejó escapar finalmente el menor, mientras dirigía su mirada al más alto, y veía como la expresión de Luzu cambiaba a una de completo dolor, sus lágrimas caían inconsolables por sus mejillas. Estaba seguro que ya no sentía nada por él, pero a su vez, temía que estuviese cometiendo el peor error de su vida, al dejar a la única persona que le había amado, a pesar de saber como era él.

Aquella casa quedó en un silencio gutural, sólo podía escucharse el caer de la lluvia, y cómo sus gotas se estrellaban contra el cristal. Así estuvieron por varios segundos, hasta que Auron dejó escapar un suspiro, y optó por irse de ahí, sin embargo, su plan fue frustrado al sentir una mano ajena que le tomaba por su muñeca, con cuidado de no herirle, sólo para detener su andar.

─¿Lolito logró enamorarte, Auron?

Preguntó el castaño, quién sin verle, veía al piso con una sonrisa de dolor en sus labios. No quería saber si así era, pero tampoco quería destruirse al pensar que hizo mal para que Auron decidiera abandonarle así.

─Luzu.. No, no me he enamorado de él, pero.. Vamos a intentar que funcione.

Mencionó sin más, mientras sentía como el contrario le soltaba, no sabía porque, pero no quería que le dejara ir así de fácil, más no dijo nada, y se fue de ahí, dejando al de hebras castañas, completamente destruido.

Él tiempo pasó, lento y tortuoso, Luzu sufría cada día desde aquél momento, sin saber cómo rayos todo terminó de esa manera. Solían reír, se cuidaban mutuamente, se amaban y procuraban, no Auron no era nada sin Luzu y éste sin Auron, se complementaban demasiado, que todos admiraban lo fuerte que era esa relación que ellos mantenían. Pero, que Auron se le fuera de las manos, sin saber en qué momento, le destruyó, siempre dio todo por él, se agobiaba, el aire le faltaba, a pesar de que siempre se dijo así mismo que de amor nadie muere, él estaba muriendo de tristeza.

✧.*ೃ༄ L u z uDonde viven las historias. Descúbrelo ahora