Samantha

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Él me llama Samantha y yo lo amo. Lo amo porque hace tiempo que me llama Samantha y no Sam y así me recuerda todos los días lo mucho que me quiere. Porque dice que mis ojos se ven bien con el eyeliner. Porque besa mis labios aunque luego los suyos se manchen de carmín. Porque el primer día que llevé tacones me miró extrañado pero al siguiente me besó de puntillas. Porque me saca fotos desde ángulos que resaltan mis pechos. Porque le encantan mis extensiones y mi pelo enredado por las mañanas. Porque me ha vuelto a presentar a sus padres y lo hace como Samantha, ante ellos y ante todos. Porque me regaló la falda por la que llevaba semanas suspirando y porque me llevó con ella al baile el domingo. Porque esa noche me sacó tantas fotos necesité para sentirme bien. Porque no necesita oscuridad para sentirme. Porque ama mi cuerpo tal y como es. Porque me dice que soy la mujer de su vida. Porque me llama Samantha y no Sam.

Nunca he sido Sam.
Sam fue un simple trámite para deshacerme de Samuel.

Y lo amo porque él lo sabe.
Y lo entiende. Y me entiende.
Y lo amo. Y me ama.

Él me llama Samantha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora