Quisiera simplificar mi vida como los versos de Benedetti.
Pasear tranquila, diciendo, sin usar retórica, te amo
Posar ante la cámara, con lascivia gracia
Mirarme en el espejo, sin sonreír, con gestos bizcos, nariz arrugada, ceño fruncido
Hacer el amor, en el albor sediento, apartando la subordinada plegaria
El rezo de media noche, lejos de un perplejo cántico, vocabulario a nuestro alcance
No un salmo, no un génesis, un apocalipsis...