Amor

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Ahora sí +🔞

Pavel besaba con cuidado los labios de su compañero, Dome había perdido la camisa  y el cinturón pero estaba trabajando entusiasta para equilibrar la situación.

Desabotonando por completo la camisa negra, metió sus propias manos por la abertura acariciando la espalda, ancha y musculosa, y las bajó, besando a un tiempo el cuello y los hombros de Pavel que respingó al sentir las manos traviesas dentro de su pantalón.

— Vamos a la ducha, Phi. ¿Na? —murmuró Dome, a la vez imperativo y seductor— Quiero que nos duchemos juntos.

Si le hubiera pedido beber veneno igualmente hubiera aceptado, la postura en que se encontraban no dejaba lugar a la negociación.

Las manos de Dome, que se habían adentrado, audaces bajo el pantalón, estaban ancladas en sus caderas. El torso desnudo mostraba los gruesos pezones rosados y una piel blanca y suave. El cuello inclinado hacia atrás tentaba los labios ajenos, mientras en los propios se dibujaba una sonrisa de perfectos dientes blanquísimos.

Pavel avanzó la cadera hasta rozar ambas entrepiernas, robándole a Dome la respiración y toda la osadía. —Vamos a la ducha— dijo riendo, mientras aprovechaba el intento de huída de Dome para darle una nalgada, con apretón incluido —Una ducha caliente.

—Muy caliente —repitió mordíéndose el labio.

—Y con aceites —Añadió con voz ronca.

Dome se detuvo hasta que Pavel lo alcanzó. Imposible olvidar como el más mayor había descubierto que disponía de oleos aromáticos y el uso que podía darles. Totalmente sonrojado volteó el rostro, lo miró con tanto deseo como era observado y respondió —Con aceites.

Cuando llegaron al cubículo del baño, Dome siguió de espaldas. Pavel pensó que quizás se sentía tímido, hasta que lo vio bajarse los pantalones y la ropa interior hasta los tobillos para, a continuación, doblar su cuerpo completamente desatándose las deportivas y mostrando impúdico, no sólo sus redondas, blancas y contundentes nalgas, sino también el pequeño y rojizo frunce que formaba su entrada, y sus testículos formando un apretado paquete, muestra de su fuerte erección.

Sintió un ramalazo de deseo, su miembro se tensó con la urgencia de acercarse más.  Deseaba intensamente a ese hombre que parecía dulce e inocente, pero era todo un provocador ¡y tenía él la fama!

Gruñó por lo bajo mientras peleaba con su propia ropa. Veía a Dome doblar sus prendas y entrar en la cabina con elegancia. Miles de imágenes se agolpaban en su mente. Se imaginó a si mismo apretando el cuerpo blanco, duro y curvilineo, contra el suyo  mucho más fibroso. Frotándose como aquella primera vez. Recreó la visión de unos segundos antes; las espalda ancha, la cadera estrecha y ese trasero perfecto, redondo, suave, como un melocotón. Casi podía verse hundiendo sus dientes en la carne tierna o los dedos en esa entrada rojiza que el muy  sinvergüenza le había mostrado sin pudor alguno.

Dome quería, él quería, pero ahí estaba como un pasmarote a medio desnudar. Dió una última patada que lo liberó de zapato, ¿cómo de ansiosos habían estado para cometer el error de ni siquiera descalzarse al entrar?, calcetín y pantalón y corrió a la ducha, donde la silueta de su amante se movía sugestivamente.

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Dome se metió bajo el chorro cálido deseando desaparecer. No sabía porqué había hecho ese espectáculo y ahora estaba completamente avergonzado.

El que Pavel pareciera tardar una eternidad no ayudaba. ¿Le habría disgustado su cuerpo? ¿Quizás debía haber actuado más recatado, más "difícil"? Hacer de recatada doncella no era su estilo y Pavel tampoco era un príncipe de cuento.

Aún más que ellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora