Que la muerte es tan bella, que nadie vuelve de ella. Noche fugaz, dos mentes, entrelazadas, una audaz, y la otra capaz de ayudar a los demás Viento en torno al frío, pasa por los días, aún tardíos, junto a las piedras un, chasquido y crugidos, chispas de vida, desembocan en un rocío. Llama ardiente, de una pequeña laguna a una gran vertiente, inexistente, el dolor que atenuado, en un ricon ahí, queda varado, parado, dejado de lado, que de este ser, ya se ha despojado. Un día nuevo, con la llegada del alba, nuevas vidas, nuevas almas, traen calma, a un ser casi omnipotente, que buscaba, hallaba, la paz, en la cual un desvío por el camino, erraba, su objetivo, logra salir airoso, completo, el complemento, se vuelve ahora un coloso, anheloso, dio un último suspiro, contra la lucha, que lo tenía atrapado bajo un techo, golpes en su pecho, tratando de sacarse todo su despecho, animoso de todo eso, puedo decir que gano, y salio glorioso.
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