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Al día siguiente el auto de los Agreste estaba listo, era momento de regresar a París aunque a Nathalie no le agradará en lo absoluto la idea, ya no se podía retrasar más lo que se estuvo retrasando durante tanto tiempo.

─Sarah, gracias por todo─ menciono Gabriel extendiendo su mano en dirección a la pelinegra

─No hay de que Gabriel, cuida mucho de mi amiga─ toma su mano y la sacude

─De todas formas esto no es una despedida, nos veremos pronto─ sonríe y se encamina al auto

─Adiós tía Sarah─ bromeó el rubio acercándose a la mujer para luego abrazarla

─Adiós Adrien, espero que Nathalie te deje comer más cosas─ guiña un ojo y corresponde el abrazo

─Ni lo sueñes vieja amiga─ comento la azabache acerca a la de ojos marrones ─Te voy a extrañar─ susurro con melancolía

─Y yo a ti─ sonríe ─Prométeme que no vas a arruinar las cosas esta vez─ frunce el seño

─Es una promesa.

Las amigas se dan un corto abrazo y luego la ejecutiva se encamina junto al rubio hacia el automóvil para abordarlo y finalmente partir de la hermosa ciudad en la que estaban.

Poco a poco el vehículo fue pasando por los lugares emblemáticos de la ciudad y por donde nuestros protagonistas habían estado; hasta que finalmente toco la carretera y Gorilla conducio en línea recta hasta llegar a la ciudad luz, aquella inmensa y hermosa ciudad que a todos les traía muchos recuerdos.

Después de casi nueve horas de viaje, todos llegaron a la mansión, extrañaban el lugar, sin dudas era el hogar de todos y estar mucho tiempo fuera de ella los volvía melancólicos. Adrien bajo sus maletas y subió con rapidez a su habitación, quería contactarse cuanto antes con Marinette para avisar que estaba en casa y luego visitar a Naomi para empezar a prepararla para que Nathalie le cuente la noticia. Por su parte los adultos se refugiaron en el atelier que tenía la mansión, para charlar de todo lo que había sucedido, una conversación que tenían bastante pendiente.

─Quiero saberlo todo Nathalie─ hablo el diseñador sentándose en su escritorio, la mujer se sentó frente a él ─Sin mentiras, quiero que seas sincera conmigo, como siempre lo fuiste─ sonrie

─¿Que quieres saber?

─¿Por que todo esto?─ la mira fijo

─Estana de novia con el que fue el amor de mi vida, Alex, pero el falleció el día que le iba a contar que estabamos esperando un hijo─ hace una pausa ─Por su trabajo los íbamos a mudar aquí, estaba todo listo pero la vida no quiso que pase, en busca de un mejor futuro dividí venir de todas formas a vivir en París, Naomi nació en esta ciudad, y los problemas solo aumentaban─ desvía su mirada ─Mis ahorros se habían terminado y no conseguía trabajó

─¿Y entonces?─ cuestionó serio

─Un día como si fuera obra del destino, un milagro rubio de ojos verdes se apareció ante mi, otorgándome el trabajo de los sueños pero con una sola condición

─No tener responsabilidades y ser soltera─ continuó el de lentes sintiéndose la peor perdona del mundo, la azabache asintió y sonrió nerviosamente

─Acepte y esa misma noche la deje en aquel orfanato, Nelida, su directora me dijo que no la pondría en la lista de adopción, que podría visitarla cuando quisiera, lo hice así hasta que cumplió su primer año, luego no volví más, me dolía muchísimo verla, se parecía tanto a él, y así la escondi hasta el día de hoy, jamás permití que le faltará algo, mi sueldo fue siempre para ella, y nada más.

─Podrias haberlo dicho─ musito el hombre algo culpable

─¿Y que pase lo que pasó?, no gracias.

─Tienes razón, y lo siento─ suspira ─Pero ahora podemos hacer las cosas bien─ sonrie ─¿Que dices?

─Claro.

Gabriel toma la mano de Nathalie y ambos sin soltarse se levantan de sus asientos para salir del lugar y subir a la planta superior, a partir de hoy las cosas serían muy diferentes en la mansión Agreste, no solo por el compromiso de estos dos, sino por la revelación del gran secreto a la niña y el comienzo de una vida en familia.


Miraculous: Quiero estar contigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora