Capítulo 1: Golpe de realidad

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Con los años la cosa se ha ido estabilizando, nuestra relación se ha hecho cada vez más fuerte a causa de cada uno de los errores y tropiezos que hemos tenido en el camino. La relación con Clara y el hecho de que tenga dos madres por sorpresa no ha sido una cosa de la que nos hayamos tenido que preocupar con ella, de momento; cuando tuvo preguntas, se lo explicamos sin ningún problema y sobre todo sin esconder nada. Creemos que es importante que sepa que nosotras la queremos, aunque su familia sea un poco distinta a las demás. Hemos aprendido a cuidarla y a quererla aceptando su personalidad y su forma de ser; a querernos nosotras para que así tenga una familia unida y feliz; y sobre todo a ayudarla en todo lo que necesite.

Han pasado los años tan rápido que ha llegado el día de su sexto cumpleaños. Me parece increíble lo mayor que parece cuando trata con la gente; las veces que he llegado a casa un poco triste (por así decirlo) se ha acercado a mí, intentando que hable con ella de lo que me pasa. Quiere que todo vaya bien en casa y eso lo notamos tanto Natalia como yo. Nos quiere como a nada y después de saber eso que pase lo que tenga que pasar.

En el cumpleaños de Clara hemos decidido celebrar una fiesta con sus compañeros y compañeras de clase, entre los que se encuentran sus mejores amigos: Marta y Alex. Son inseparables; lo hacen todo a la vez.

Durante la fiesta van llegado los pequeños con sus familiares que los acompañan y se van a jugar con el resto al parque de juegos en el que lo celebramos. Pasado un rato les avisamos de que ya está la merienda y se acercan corriendo para sentarse en la mesa a comer. Tras finalizar le dan los regalos a nuestra peque que es la persona más feliz del mundo en estos momentos.

Cuando termina de abrir los regalos y dar las gracias, se vuelven al parque a jugar y Nat y yo nos ponemos a recoger todo lo de la mesa junto con los regalos. Le han regalado cosas que le gustan mucho como cosas para pintar, algún pañuelo de colores como los que se suele poner en el pelo como cinta, unas muñecas y una bicicleta. Esta última es de sus tíos.

Cuando estábamos finalizando de recoger los regalos me encontré con un sobre azul en el suelo en el que ponía: Para Clara. Lo recogí y lo abrí para mirar lo que había dentro. Era una carta escrita por alguien de la edad de Clara, ya que la escritura era de una persona principiante, con muchas faltas de ortografía.

Comencé a leer la carta y me quedé de piedra cuando llegué a un punto concreto de esta en el que ponía – Que sepas que eres muy rara y te odio, porque no tienes padre porque no te quiere –. Terminé de leer aquello, pero no ponía el nombre de la persona que la había escrito por ningún lado.

Llamé a Nat, necesitaba contarle aquello y teníamos que saber quién era la persona que no trataba bien a nuestra hija. Se acercó y se lo comenté como pude, ya que tenía un sentimiento entre rabia y tristeza porque no quería que le hiciesen bullying por su condición familiar, ni por ninguna otra cosa.

Al terminar de leer aquella carta Natalia me dio un abrazo y me dijo – Tranquila Albi, vamos a solucionar esto y vamos a hablar con Clara de todo lo que haga falta –. Con esto último supongo que me quería decir que si hacía falta decirle lo que pasó cuando me quedé embarazada se lo diría; y me asusté, pero no le dije nada.

Terminó la fiesta y nos volvimos a casa las tres juntas, ya que teníamos cena familiar aquella noche.

Hacia las ocho y media de la tarde vinieron María y Marta con sus respectivas parejas, y comenzamos a cenar tras preparar todo entre todos. Para Clara María y su chico se consideraban sus tíos al igual que la otra pareja; pues ella era como mi hermana.

Al terminar de cenar nos fuimos al salón y pusimos la película que más le apeteció a Clara, como no, una de dibujos animados. Me acurruqué al lado de Nat como siempre hacíamos y Clara se colocó a mi lado para que la abrazase. Estuvo toda la película quieta en esa posición y cuando terminó me di cuenta de que se había dormido. Me levanté del sofá con la ayuda de Nat para no despertarla y la cogí en brazos para llevarla a su cama. La acostamos y le dimos su beso de buenas noches que tanto nos pedía a diario.

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