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Lost On You - LP

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SeungCheol, con pasos dubitativos y un "esperame" a JiHoon, se acercó hasta la barra, dispuesto a cuestionarle a JeongHan qué demonios hacía en un lugar como aquel a mitad de semana. Se supone que dentro de un par de días tendrían un partido importante y ambos tenían prohibido beber o siquiera fumar.

—Cheol hyung—Vernon saludó con total naturalidad—. ¿Deseas algo?

—Un vaso de agua—el pelinegro se sentó junto a JeongHan, quitándole el cigarrillo por instinto—. Deja de fumar.

—Hola, Choi.

—¿Qué sucede contigo?

—Nada—eso enfureció al capitán—. Solo vine a saludar a Vernon.

—Tenemos un importante partido dentro de tres días, Yoon JeongHan, y tú estás fumando. ¡El equipo te necesita!

—No—el ángel le cortó de golpe—. El equipo no necesita de nadie. Ni de su co-capitán, ni de su capitán. El equipo ha podido mucho durante todos estos días. ¿Y sabes por qué no estás enterado de ello? Porque ni siquiera te presentas en los entrenamientos.

Aquellas palabras fueron un golpe bajo para SeungCheol, quien no había tardado en apagar el cigarrillo de JeongHan. El ángel jamás se había comportado de ese modo con él. Siempre había sido dulce incluso si debía llamarle atención. Ese no era su ángel.

—Estás todo el maldito tiempo con JiHoon. Ni siquiera te atreviste a leer lo que el entrenador te mandó—el pelinegro colocó una expresión confundida. JeongHan suspiró—. Una falta más y te van a sacar del equipo.

SeungCheol apenas pudo procesar la situación, la conversación y sus palabras. El entrenador iba a sacarlo si faltaba una vez más.
JeongHan solo terminó de beber el vaso de agua que Vernon le entregó y pagó. Finalmente, se despidió de su menor y desapareció entre las personas, ignorando por completo que SeungCheol estaba siguiéndolo.
Ambos querían hablar, querían aclarar todo y dejar de lado la distancia que se había formado en su relación después de la relación del pelinegro. Pero ninguno quería admitir lo que se supone ya sabían.

—Hannie, detente—SeungCheol atrajo a JeongHan por el brazo, abrazándolo por instinto—. ¿Por qué huyes de mí?

—Debo ir a descansar, Cheol.

—No, estás yendo a otro bar. Te conozco.

—Entonces déjame—JeongHan se separó con suavidad—. Ve. Tu novio te espera.

SeungCheol pudo notar una tristeza inevitable en los ojos de su mejor amigo. ¿Acaso los rumores eran ciertos? ¿Acaso el mismísimo Yoon JeongHan estaba enamorado de él?

—¿Es por Hoonnie?

Hoonnie.

—No—el pelirrosa retrocedió-. No es por él.

—Entonces...

—Lo pusiste por encima de mí, de nuestro equipo—JeongHan ya no iba a soportarlo más—. Nuestras salidas, nuestras llamadas. Los entrenamientos... Las salidas con los chicos. ¡Todo! Me olvidaste, no solamente a mí. También a los chicos. ¡Nos dejaste perdidos!

SeungCheol apenas procesaba sus palabras. JeongHan estaba llorando de rabia, de tristeza. De soledad. El azabache nunca imaginó que su relación tuviera ese tipo de consecuencias en su grupo de amigos. En su Hannie.

—Han, yo...

—No, SeungCheol—el ángel le cortó—. No digas nada. Solo... Solo no descuides al equipo. De verdad, los chicos solo te tienen a ti.

JeongHan estaba a punto de retirarse cuando SeungCheol lo retuvo por detrás. Ocultó su rostro en el cuello del menor y aspiró su aroma, perdiéndose por completo.

—No te vayas.

—Cheol...

—Eres mi mejor amigo.

—No quiero serlo—el ángel susurró—. Quiero ser alguien más para ti, pero tu corazón está ocupado por otra persona.

—Mi corazón siempre fuiste tú.

JeongHan sollozó ante sus palabras, intentando escaparse de su agarre. Sin embargo, un ataque de tos comenzó a asfixiarlo. Se sostuvo de los brazos del mayor. SeungCheol comenzó a desesperarse y le sacudió con suavidad. En medio de la calle y de la noche, ambos batallaban por salvarse y por salvar al otro.

—¿Estás bien?—preguntó el capitán al ver a su ángel más recompuesto. SeungCheol sentía que a ese extremo terminaría llorando—. Hannie...

JeongHan recargó su cabeza en el hombro de su mejor amigo y, con un sonido al que se asemejaba al vomito, quitó tres pétalos de su boca. Eran de una rosa, una azul. La favorita de SeungCheol.

El pelirrosa apenas pudo soltar un quejido en cuanto observó los pétalos entre sus manos. SeungCheol, avergonzado, solo suspiró.

—Todo va a estar bien—prometió.

¿Lo iba a estar?

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Hanahaki • JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora