When I was your man

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Stephen conducía a toda velocidad, tenía poco tiempo y una misión que cumplir antes de que fuera demasiado tarde, condujo con una maestría y habilidad que cualquier taxista de aquella inmensa ciudad le habría enviado, fue así como llegó a su destino en tiempo record. La casona era grande y de fachada victoriana pero él bien sabía que en todo New York no había un solo lugar que tuviera mejores y mayores avances tecnológicos que aquella mansión que tan bien había llegado a conocer.

El cirujano se estacionó sin cuidado alguno y bajó del auto corriendo notando que los invitados del exclusivo evento comenzaban a llegar por lo que se dirigió con prisa al costado del terreno hacia aquella entrada secreta en el jardín que antaño perteneció a María Stark y que en tantas ocasiones había ocupado para que nadie le viera entrar, tal y como haría en este momento.

Same bed but it feels just a little bit bigger now
Our song on the radio but it don't sound the same
When our friends talk about you, all it does is just tear me down
'Cause my heart breaks a little when I hear your name

Mientras el Dr. Strange se movía por aquel precioso jardín de crisantemos, fresias, geranios, peonias, tulipanes y rosas blancas sintió la nostalgia picando de nuevo en lo más profundo de su ser y su mente evocó viejos recuerdos que eran tan preciados ahora y que le hicieron notar que aquel jardín completamente blanco y lleno de vida no se parecía en absoluto al que había conocido.

-¿Por qué esperé tanto?- se reprochó mientras continuaba su camino cuidando que ni invitados ni staff le vieran moviéndose con tanta familiaridad por el lugar.

Unas cuantas vueltas y una escalera más le permitieron llegar a su destino, su corazón comenzó a latir con fuerza y sus manos sudaron, tragó saliva y obligándose a controlar sus nervios hizo sonar sus nudillos contra la fina puerta de oscura caoba

-Adelante- contestó una suave voz que hizo que su corazón se saltara un latido y abrió la puerta despacio.

Al entrar le recibió la más bella de las visiones, ahí estaba ella dándole la espalda mientras se admiraba en el espejo alisando aquel vestido color madre perla de hombros descubiertos y corte sirena, su cabello caía en sedosos bucles por su espalda como una cascada del más fino chocolate y su rostro con apenas unos suaves toques de maquillaje mostraba un natural y muy hermoso sonrojo que hacía juego con la sonrisa que adornaba sus dulces labios y el brillo en sus ojos de color avellana, ojos que conectaron con los suyos a través del espejo.

-¿Stephen? ¿Qué haces aquí?- cuestionó dando la vuelta para verle, los vivaces ojos de la mujer recorrieron su figura reparando en sus jeans gastados y sus zapatos sin lustrar así como su camisa arrugada

-Hola- contestó el hombre un tanto cohibido mientras cerraba la puerta a su espalda- Sé que interrumpo pero necesito hablar contigo

-Tienes razón, este es un muy mal momento- murmuró ella mirándole a los ojos

-Toni...

-¿Qué es lo que quieres?- le interrumpió cruzando los brazos sobre el pecho y él suspiró reconociendo aquella terquedad tan característica de ella

-Felicitarte- susurró por lo bajo y desvió brevemente la mirada- llevo tiempo intentando reunir el valor para hacer esto pero esta mañana me he enterado que esta es mi última oportunidad

-¿Quién te lo dijo?- preguntó la ingeniera con voz neutra

-Reed, me visitó y se le ha escapado... Supongo que mi invitación se perdió- bromeó intentando aligerar el ambiente

-No tuviste una y bien lo sabes- le interrumpió la castaña dándole la espalda de nuevo antes de continuar- Bueno, se agradecen tus buenos deseos así que ya te puedes retirar

When I was your manWhere stories live. Discover now