VI. Lucas.

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Printemps amaba el transporte público, ese era uno de sus muchos secretos. Amaba viajar en metro y observar a las personas, le gustaba imaginar a dónde iban, o de dónde venían; también le agradaban las personas que se subían a cantar; pero había un músico en particular, que a Printemps le encantaba.

Su nombre era Lucas; todos los días se subía al mismo vagón, a la misma hora.

Printemps se sentaba en algún asiento disponible y comenzaba a imaginar. Pero cuando las puertas se cerraban y Printemps escuchaba la voz de Lucas, no podía evitar mirarlo. Tal vez Lucas lo notaba, tal vez no.

Pero un día, Lucas abrió los ojos mientras cantaba y miró a Printemps; se acercó a ella y siguió cantando. Printemps se dio cuenta de que Lucas cantaba para ella y para nadie más. Printemps sólo podía mirarlo con una sonrisa en el rostro.

Cuando Lucas terminó la canción, le robó un beso a Printemps. De todas formas, si Lucas no lo hubiera hecho, Printemps sí.

Y es que ese beso estaba pendiente desde que Printemps lo escuchó por primera vez.

Los besos de PrintempsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora