–Tú no entiendes su dolor, ni ella tampoco. Simplemente él puede decirle la razón, y por eso; he hecho una excepción. Así que mejor aprovecha que ella está aquí, y dile la razón porqué...– La señora nos comienza a decir, solo para luego echarse a un lado y hablarle a la persona que aparentemente estaba escondida en el pasillo obscuro. Unos pasos lentamente se pueden escuchar y una figura muy alta se puede comenzar a ver a la persona acercase.
–¿Qué demonios haces aquí?– Me cuadro y cruzo los brazos de manera protectora.
–Por tí.– Él contesta para luego acercarse e intentar tocar mi cabello, a lo que yo le respondo con un empujón fuerte y luego doy dos pasos hacia atrás.
–Bien, aún veo que sigues igual de agresiva.–
–Welcome to the rejects club, we have cookies and milk to make you feel more at home if you'd like.– Le respondí de manera sarcástica, a lo que la señora simplemente se ríe.
–Lleguemos al punto entonces, el primer día que al fin te logre ver. Llevaba ansioso de poder conocerte luego de haber escuchado de ti por semanas, pero nunca aparecías en el templo. Así que cuando al fin me dieron un mensaje para dártelo, tomé la oportunidad; pero me enviaron a dártelo directamente a ti. Obedeciendo las instrucciones, ya nos sentíamos desde muy antes, tú lo sabes. Sin embargo cuando te vi, no te vi solamente a ti. Te vi con mi hija, te vi más hermosa que nunca, te vi junto a mi. Locuras de la vida, y así como te vi, así está sucediendo. Sin embargo, el dolor que cargas en tu vientre, son las ansias de quererla, yo también. La que lleva mi hija eres tú. Sin querer, nos escogimos el uno al otro, para así poder tener la hermosa familia que tanto hemos deseado...– Él me toma del cuello haciéndome mirarlo directamente a los ojos. Ahí lo sentí, y nuevamente se escuchó. A la distancia si prestabas mucha atención, se podía escuchar un leve latido de un corazón palpitando...
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