Nos volveremos a ver

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Goldmi se sintió algo sola al verlos marchar. Había pasado varios días con ellos, mucho tiempo con Menxilya y los otros niños. Se había acostumbrado a ellos, a la inagotable alegría y energía de los niños, que había explotado en cuanto se les había dado la oportunidad.

Sin embargo, poco podía hacer más que aceptarlo. Se creía que todos ellos habían desaparecido, engullidos por la corrupción. Residían en su epicentro, así que su aparición había sido una enorme sorpresa para todos.

Al parecer, tenían algunas respuestas sobre el nacimiento de aquel mal, y quizás cómo enfrentarse a él, pero también eran acosados por sus fuerzas. Así que debían ser protegidos en el interior de la selva, en un lugar apartado, fuera del alcance de sus enemigos, en un lugar donde no fuera fácil encontrarlos.

Se preguntó si volvería a verlos, una duda que la niña no parecía compartir.

–Nos volveremos a ver– se había despedido, con una seguridad que no era la propia de su edad.

–Hay algo especial en ella– había comentado la lince.

La percepción de los animales es diferente, por lo que ésta podía ver que Menxilya no era como los demás. Si bien no podía explicarlo, tenía la completa seguridad de que era diferente.

La elfa también tenía esa sensación, aunque era más débil, mientras que la drelfa no dijo nada al respecto, pero podía percibirlo claramente. Pikshbxgra, por su parte, tampoco mencionó nada. Si bien podía notarlo con claridad, no le parecía que fuera extraño.



Los draconianos tampoco estuvieron mucho tiempo allí, sólo el imprescindible, pues estaban deseando llegar a casa. Sólo el Drako observaba con suspicacia a la elfa, y más desde que había llegado uno de los altos mandos.

Era un aparentemente inofensivo duende, cuya altura era la mitad del draconiano, pero cuyo poder era comparable. Había saludado con enorme curiosidad y respeto a la elfa, hablando con ella protegidos por una barrera que evitaba ser espiados.

No habían conversado mucho rato, sólo para saciar la curiosidad del duende por conocer a la visitante que era amiga de las hadas, y que podía eliminar generales. Y si bien es cierto que, como otros, tenía algunas dudas al principio, la presencia de un hada las había disipado todas.

El duende se había hecho cargo de la situación, gestionando el traslado de los Guardianes del Norte a una zona segura, sin que nadie supiera qué había hablado con ellos. Pero, fuera lo que fuese, no parecía que los estuviera forzando. Más bien, se los veía mucho más relajados, aunque el cansancio y la tristeza no había desaparecido completamente de sus rostros.

Se despidieron de la elfa, la drelfa y la lince con mucho agradecimiento y algo de familiaridad. En los días que habían estado junto a ellos, se habían mostrado amables y cercanas, y los niños las adoraban, siendo difícil de decir cuál de las tres era su preferida.

Tras volver al fuerte, les tocó despedirse del grupo con el que habían estado aquellos días. Habiendo subido a 41, debían avanzar a la siguiente área, por lo que Goldmi se quedó con las ganas de saber si Tire lograría seducir al encargado del fuerte.



En 38 había recuperado el hechizo Oasis. Crea una zona de armonización con la naturaleza, en la que descansar y recuperar las fuerzas. Se aumenta en ella la recuperación de maná y energía, pues las fuerzas de la naturaleza no sólo aumentan la concentración sino que las hacen más puras. Incluso dichas fuerzas pueden, poco a poco, curar las heridas, por lo que es útil para las superficiales, pero las más profundas es mejor tratarlas directamente.

Resulta especialmente útil en grupos, y más cuanto más numerosos. Lo tenía en 6, siendo habitual su uso para recuperar la energía del grupo en el juego.

En 39, estaba Anillo de Viento, que crea alrededor una zona circular de fuerte viento con daño cortante, muy útil para proteger a la arquera de enemigos menores convocados por los más poderosos, a los que estuviera atacando desde la distancia. Lo tenía en 8.

En 40, había un hechizo similar al anterior, Anillo de Luz, útil contra enemigos de la oscuridad, como esqueletos o vampiros. Dado que no eran muy comunes, su afinidad no debería ser muy alta, pero la luz que proporcionaba la usaban a veces simplemente como decoración, así que lo tenía en 7.

Y en 41 estaba Viento de respaldo, que usa el poder del viento para mantener a su invocador de pie, por mucho que el suelo tiemble, lo estén empujando o tropiece. Lo tenía en 8, según Gjaki porque la elfa era un poco torpe.

Respecto a habilidades, Flecha Lenta era la primera de ellas, una habilidad que parece ir contra el sentido común. Como el nombre indica, es una flecha que viaja mucho más lentamente que las demás, cuatro veces más lento, a pesar de lo cual es capaz de cubrir la misma distancia, y contener un enorme poder. Puede penetrar pieles o armaduras sumamente resistentes, si la flecha es lo suficientemente dura.

De ser la flecha de adamant, como las mejores que le había hecho Eldi, podría ser capaz de clavarse incluso en dragones. La tenía en 6.

En 39, Anillo de espinas, que invoca alrededor un anillo de plantas, capaces de restringir y atravesar a quien quiera cruzarlo, siendo así su daño punzante, y que estaba en 8. Tiene el mismo problema que otras habilidades similares, el no poder ser invocados en zonas sin plantas, como puede ser el Bosque Perdido.

Ventosas, en 40, permite fijarse a una pared, o tronco, permitiéndole disparar desde allí, o simplemente admirar el paisaje. La tenía en 10, pues era extremadamente útil para atacar a enemigos pegada a una pared de piedra, sin que la mayoría de subalternos pudieran alcanzarla. Aunque no siempre había paredes a mano. O podía haber subalternos capaces de aprovechar que era un blanco fácil pegada a una pared.

Y en 41 estaba la que era considerada como la habilidad más inútil del juego para su clase, pues nadie le había conseguido encontrar utilidad a Vínculo Olfativo, que le permitía compartir el olfato con su hermana. Y tampoco ahora se la encontraba. La tenía en 2.

Finalmente, su hermana, en 40, había obtenido lo que demostraba que no era una felina normal, sino que pertenecía a una raza de linces elementales con afinidad al fuego.

Cuando activaba Linaje de la Llama, podía dominar dicho elemento, incluso envolviéndose ella misma en fuego sin dañarse, aunque lo mismo no podía decirse de sus enemigos. La mayor pega estaba en que no era adecuado para cazar, pues las presas podían acabar demasiado tostadas.

Regreso a Jorgaldur Tomo II: la arquera druidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora