El tiempo no transcurre en el cosmos infinito, por lo que es igual si he estado aquí dos horas o mil años, flotando y esperando.
Mi afán por conocer lo que hay allende las estrellas, me llevó a recorrer el espacio de la manera menos indicada y por última vez, la cápsula en la que viajé durante los últimos dos años terrestres, cedió, al parecer, ese maldito hongo de plutón me dio una nave defectuosa, de excelente maniobrabilidad, me dejé engañar por eso al no prestar atención a los escudos y solo bastó el roce de un poco de basura espacial para dañar el fuselaje, dejándome apenas tiempo para ponerme el traje y salir despedido de la nave por la despresurización de la cabina.
Oxígeno, tengo alrededor de cuatro horas antes de que se agote.
Hace frío en el espacio y lo único que escucho son mis propios pensamientos. Extraños planetas se sostienen sobre el tejido espacial rodeandome, lejanos y oscuros, orbitan una estrella, una enana blanca cuya luz me molesta bastante obligándome a apartar la vista por momentos. La inercia me lleva cada vez más lejos.
También estoy más lejos de casa ¿Por qué partí? Claro, no era mi casa, la tierra solo es el lugar en el que nací, lo mío siempre ha sido el universo, lo mío siempre ha sido estar en todos lados y en ninguno al mismo tiempo.
Con esa nave terrestre, me tomó casi cuatro meses llegar a plutón, donde conocí a esos seres fungiformes de mirada extraña e inteligencia extrema, supieron cómo engañarme y conocían muy bien el lenguaje terrestre. Ese pedazo de roca congelada desprovisto de paisaje, solo es lugar para seres maliciosos y oscuros, por lo que salí rápido de allí.
Gracias a esa nave pude llegar a lugares con los que los humanos solo podrían soñar, atravesando grandes distancias en poco tiempo, ser un ciudadano del mundo terrestre era poca cosa para mi.
Flotando a la deriva, me es imposible saber si estoy bocarriba o bocabajo. ¿Qué es eso? Algo se asoma desde la oscuridad del cosmos, creo que no es una nave, no, no lo es, está vivo y es gigantesco, se acerca demasiado rápido, parece el cuerpo de una ballena como las de la tierra, pero tiene tres aletas a cada lado del cuerpo y no solo eso, tiene su propio sistema de propulsión compuesto por varios tubos en el abdomen, desde aquí parecen ser retráctiles, a través de los cuales libera una gran cantidad de gas para impulsarse en cualquier dirección, dejando un rastro temporal. Apuesto mi oxígeno a que huele muy mal.
Pasó sobre mí evitando arrasar conmigo impulsándose entre el gas con las enormes aletas a manera de remos, como los botes antiguos que se ven en los libros de historia.
Con una sola criatura, que si así lo quisiera, podría tragarse un planeta entero sin demasiado esfuerzo, el universo me ha demostrado que puede ser mucho más interesante y benévolo que toda una raza de humanos u hongos, de cualquier planeta que estos habiten.
Pasó de largo y se adentró de nuevo en la oscuridad.
Una hora de oxigeno, tal vez pueda dormir un poco antes del momento final y así la muerte me tome por sorpresa en el sueño más profundo.
Qué lugar extraño y fascinante es el universo y que solo e ínfimo puede ser un hombre flotando en su interior.
Buenas noches.
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A la Deriva
Science FictionEl universo abre sus fauces a los exploradores y se los traga enteros, cuando se pierden en su interior es cuando lo increíble salta a los ojos y la fantasía se convierte en realidad.