Regalos

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No sabe cuánto tiempo llevan ya paseando arriba y abajo por los pasillos de la tienda de juguetes. Si mirara el reloj se sorprendería de que llevan  prácticamente una hora. Un amable dependiente se les ha acercado en un par de ocasiones con el fin de ayudarles, pero Luis ha declinado su ofrecimiento y ahora siente que no debería haberlo hecho.

Alba está entre fascinada y agobiada entre tantos colores y objetos. Luis le ha dicho que no puede tocarlos todos, así que se agarra una mano con la otra por si no se da cuenta y quiere rozar cada juguete nuevo que ve.

La tarea de buscar un regalo para el cumpleaños de Martín se está volviendo una tarea más complicada de lo que parecía en un principio. Ahora mismo se arrepiente de no haber dejado que fuera Noelia la encargada de realizar la elección con su hija.

No, no se arrepiente, le grita su orgullo. Es su estúpida manera de demostrarle que no es un inútil.

-Esos peluches son de bebé, Alba. Martín ya tiene 5 años, como tú-trata de explicarle Luis cuando los pasos de la pequeña les llevan de nuevo a la sección de bebés, que en realidad son los juguetes que más le gustan a ella y que, por lo tanto, entiende que también le gustarán a Martín.

Al segundo se arrepiente del comentario que ha hecho porque la mayoría de los juguetes con los que Alba usa están entre esas estanterías. Tampoco puede negar que en ciertos ámbitos, los 5 años de Alba no tienen nada que ver con los de Martín. 

-Para Hugo-dice Alba girándose hacia él señalando un peluche pequeño con forma de caballito de mar mientras le hace ojitos.

Hugo no habla, pero ella está segura de que si pudiera hacerlo, diría que ese peluche le encantaría casi tanto como a ella.

-Cariño, no es el cumple de Hugo todavía-le explica acercándose a ella dejando una caricia en su mejilla mientras la niña juega con el peluche entre sus manos.

-Para mí-lo vuelve a intentar Alba después de que Luis desestime su primera propuesta abrazando fuerte contra su cuerpo el peluche.

-No seas brujilla-ríe haciéndole cosquillas con un dedo en las costillas-que tu cumple acaba de ser y ya tuviste suficientes regalos.

Alba hace un mohín al tener que devolver el peluche a su sitio y retoma la marcha avanzando por el pasillo. Luis acaricia su cabeza sintiéndose algo culpable. Enseguida otro juguete llama la atención de la niña.

Sabe que probablemente el regalo que ella más quería no pudo tenerlo por sus últimas discusiones con Noelia.

Luis la llevó a comer una hamburguesa tal y como le había prometido, aunque el tiempo que pasaron juntos fue más corto del que ambos hubieran querido porque por la tarde celebró su cumpleaños con la familia de Noelia y Rubén, que fueron a merendar a su casa.

Es verdad que ha tenido más regalos materiales porque Luis y Noelia, que últimamente son incapaces de llegar a un acuerdo sobre nada, tampoco pudieron hacerlo para escoger un regalo para Alba, sin saber que esas cosas que la niña recibió por parte de su padre y de su madre, serían, de nuevo, buenas excusas para empezar futuras discusiones.

"Ya tiene un libro parecido a ese", "las mangas de esa sudadera le quedan cortas", "ya tiene suficientes peluches", "necesitaba jerséis no zapatillas", "ese juego no va a gustarle"...

El bucle de siempre.

Noelia tiene más mano para estas cosas y seguramente no le hubiera costado ni 10 minutos encontrar un regalo para Martín, ya que ella y la madre del niño suelen esperar juntas en las entradas y salidas del colegio e incluso quedan de vez en cuando para tomarse un café o llevar a los niños al parque.

Canción Desesperada (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora