Había ya pasado meses de entrenamiento, no solo el mío y el de Ember, sino que, además, el resto de mis amigos también fue entrenado por sus padres.
A Dash lo entrenó su padre para lucha y potentes chorros de agua, natación rápida, movimientos defensivos con el caparazón, y muchas cosas más relacionadas con el tipo acuático. Mientras tanto, Flora fue entrenada por su madre, quien le enseñó no solo combates y movimientos, sino educación vegetal sobre las bayas y sus propiedades, movimientos curativos para ella misma y sus amigos, y algo sobre 'unirse con la naturaleza y usar su poder'.
Gracias a nuestros padres y lo que nos enseñaron, pudimos crecer y 'pasar al siguiente nivel', es decir, evolucionamos: Ember y yo nos volvimos Charmeleons, Dash en un Wartortle, y Flora en una Bayleef.
Ya no éramos niños; sin embargo, aún nos reuníamos, aunque eran reuniones más para conversar, para intercambiar información, para entrenar juntos o para comer algunas bayas.
"Woah, parece que soy más alta que todos ustedes" rió Flora.
"Solo espera a que pase al siguiente nivel" dijo Ember, "Así veremos quién es más alta"
"Tal vez Flora sea más alta, pero yo tendré más años de vida" se jactó Dash mientras lucía su nueva cola.
"Esa cola solo te durará hasta que vuelvas a evolucionar" expliqué, "así que disfrútala mientras puedas"
"¿Qué ha sido eso?" dijo Ember de repente.
Todos no callamos y escuchamos: parecían gritos de Pokemon niños, parecía proceder del prado de flores.
"¡Viene de mi casa!" gritó Flora, "¡Tengo que regresar a ayudar!"
"¡Vamos contigo, Flora!" defendí a mi amiga. Todos asentimos: siempre habíamos sido amigos bastante unidos, si se metían con uno de nosotros se metían con todos.
Nos pusimos en marcha, aunque en realidad fue Flora la que hizo el mayor esfuerzo: para llegar rápido tuvimos que sentarnos sobre su lomo y cabalgarla como se cabalga a un Ponyta o Rapidash.
Al llegar al lugar, nuestros ojos se encontraron con un escenario de completo caos: Había al menos una docena de humanos con trajes negros con una gran 'R' en el centro, y estaban cargando redes y palos que despedían cargas electrificantes. En resumen, no eran entrenadores, sino cazadores o ladrones, pus guiaban a los niños hacia sus redes.
No nos podíamos quedar a mirar: debíamos actuar, así que nos dispusimos a atacar a los malhechores. Ellos no se habían percatado aún de nuestra presencia.
"¡Dejen a los pequeños!" gritó Flora, y atacó con hojas navaja, las cuales cortaron al instante las redes y liberaron a los Pokemon atrapados en ellas.
"¡Eh! ¡¿Cómo se atreven?!" gritó uno de los cazadores mirando las redes cortadas, "¡Eh, tenemos Pokemon fuertes y revoltosos aquí!"
Los demás cazadores se habían puesto en posición de ataque, algunos empuñaban los palos y otros unas Pokeballs.
"¡Eso lo veremos!" gritó Ember, y usó su lanzallamas para quemar los palos que sostenían los cazadores. Dash atacó a los desarmados con chorros de agua.
"¡No se metan con nosotros!" gritó uno de ellos, lanzando una Pokeball "¡No se resistan!"
Del brillo que había emergido de la Pokeball, había salido un Arbok. Ahora era un combate de verdad.
"¡Ataca!" gritó el cazador. El Arbok se dispuso a morder a Ember.
"¡Déjala!" grité y arremetí contra el Arbok con un nuevo movimiento que había aprendido hace poco: las garras de acero. El Arbok cayó hacia atrás y luego se recuperó y lanzó piquetes venenosos, lo cual contrataqué con lanzallamas. El ataque del Arbok no pudo nada contra el mío, y el Pokemon cayó vencido, noqueado, y algo quemado.
"¡Malditos!" gritó el cazador, "¡Eh, saquen los Pokemon experimentales!"
"¿Pokemon experimentales?" me preguntó Ember, "¿A qué se refieren?"
"No lo sé, pero no suena nada bien" le contesté.
No tardamos en darnos cuenta a qué se referían los cazadores: con suma velocidad, algo nos atacó a Ember y a mí desde el aire, lo cual pudimos esquivar a tiempo. Un Starivia estaba atacándonos, pero a diferencia de uno normal, este tenía un aparato parecido a un aro negro obviamente hecho con tecnología.
"¡Ah!" gritó Dash. Nos giramos para ver qué había pasado: él había sido atacado con un golpe eléctrico por parte de un Luxio, el cual también tenía el mismo aparato en el cuello. Para un tipo agua, la electricidad era casi fatal.
"¡Dash!" gritó Flora y se concentró en una batalla contra el Luxio. Aunque era de tipo planta y podría resistir un combate contra uno eléctrico, algo me dice que la pelea no iba a ser justa, pues el Starivia se precipitaba con intención de atacar a nuestra amiga con un golpe aéreo.
"¡Ayuda a Dash, Ember!" grité. Tenía una idea un tanto descabellada: preparé mis garras de acero.
Justo antes de que el Starivia atacara, salté sobre el lomo de Flora y gané el suficiente impulso para saltar aún más alto. Estaba tan cerca del ataque del Starivia cuando lentamente me giré y lo esquivé. Justo en ese momento, usé las garras de acero y golpeé ese extraño aparato del cuello: lo corté haciéndolo pedazos.
El Starivia perdió el equilibrio y se precipitó hacia el suelo. Pero, justo a tiempo, una liana de Flora lo salvó.
"¡Flora, cuidado!" gritó Ember. Tenía una razón: el Luxio se aproximó a atacarla mientras estaba descuidada.
No tuve mucho que pensar. Con el poder aún en mis garras, me posicioné y caí en picado con una garra hacia adelante. De esa forma, caí sobre el cuello del Luxio, rompiendo el aro que este también tenía.
Sin embargo, no pude recuperar el equilibrio: pues inmediatamente caí de espaldas y me golpeé contra el suelo, el impacto me dejó semiconsciente. Al intentar levantarme, haciendo un enorme esfuerzo, un cazador se aproximó hacia mí con un palo eléctrico alzado.
"¡Maldito!" dijo el hombre, "¡Pagarás caro haber roto nuestros dispositivos!"
Se dispuso arremeter el arma. Sin embargo, justo a tiempo, una garra enorme cortó el arma en pedacitos, era mi padre, quien había llegado a salvarnos.
"¡Papá!" grité para mi sorpresa. El hombre estaba en completa consternación; sin embargo, apenas hube pronunciado esas palabras, me miró con un gran asombro, parecía que había llamado su atención.
"¡No me arrebatarán a un hijo otra vez!" rugió mi padre y golpeó al malhechor con su enorme cola flameada. El hombre salió volando lejos y aterrizó al otro extremo del prado. Casi inmediatamente, él se volvió a levantar y puso pies en polvorosa, así como el resto de sus compañeros. El prado de flores estaba a salvo.
"Lo hiciste bien, Alex" dijo mi padre, ayudándome a levantarme, pero luego ensombreció la mirada como recordando algo que había dicho que sonó mal.
"¿Qué te pasa papá?" dije intentando parecer extrañado, seguramente se refería a lo que dijo: que no volvería a perder un hijo 'otra vez'.
"No intentes ocultarlo" dijo mi padre para mi sorpresa, "Sé que te preguntarás a que me refería con 'otra vez'. Pero, de eso hablaremos en casa, tus amigos ya vienen"
Mis amigos llegaron. Ember y Flora estaban bien; Dash ya se encontraba un poco mejor, pero estaba sobre el lomo de Flora, así como el Starivia y Luxio que nos habían atacado. La madre de Flora, Aura, había llegado y estaba atendiendo a los heridos.
"Lo hiciste bien hija" dijo Aura a Flora, "Estoy orgullosa. Ven, déjame tratar a los tres heridos"
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Pokémon, Profecía de Fuego
Hayran Kurgu¿Como es la vida de un Pokemon desde sus propios ojos? Un pequeño niño charmander vive con su familia y amigos en un valle donde los Pokemon viven libres, pero cuando unos sujetos negros vienen a arruinar la paz, le corresponderá a él y sus amigos s...