PRÓLOGO

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En un principio, para muchos, los jardines eran sinonimo de paz, tranquilidad, bellaza y armonia, pero nunca tristeza y soledad. Existian jardines donde las flores crecian radiantes y hermosas; bien sea al rededor de un palacio deslumbrante, un castillo immesurable o grandes prados de flores variadas, incontables especies adornaban el Mundo con su hermosura. Sin embargo, con el pasar del tiempo, poco a poco, los humanos se fueron encargando de destruir tan majestuosas creaciones hasta el punto de la casi extinción.
Es por esta razón que, en la actualidad, pocos concen  la existencia de un jardín mágico, cuya magnificencia es celestial, donde se halla la más exótica, magnífica y preciosa flora jamás creada. Dentro de tanta belleza habita una flor, una que entre todas es la más sublime, la mas bella y la mas letal.
La guardiana de aquel lugar, protegía a las más pequeñas, no permitía la entrada de ningún ser humano a ese lugar, pues ninguno era digno, es por esto que mantenía su jardín oculto y solo aquél que ganara el corazón de la flor guardiana, le seria permitido el honor de vivir allí.
Había un pequeño problema con aquella flor; está vivía en soledad, una soledad que la consumía lenta y dolorosamente, se marchitaba, con el pasar de los años, muy a pesar de su semi inmortalidad, algún día llegaría a su fin. Su existencia era casi efímera, y aunque tenía la oportunidad de volver a renacer pasarian siglos hasta revivir nuevamente y solo con el rocío de mil besos lo lograría, pero como conseguirlo si ni siquiera podía ser amada de verdad.
Durante siglos, este jardín estuvo escondido a la vista de muchos, porque todo aquel que entraba en el, tenía el deseo de poseerlo, de hacerlo suyo. No había ni un solo ser en este mundo que no quedará cautivado con tan grandísima belleza, pero todo era falso, todo aquel que alguna vez pudo atravesarlo solo traía la destrucción de ese bello mundo de flores, y por ende el odio de aquella flor.
Como consecuencia de estas acciones, el jardín fue ocultado, junto con su grandeza, dónde nadie pudiera encontrarlo, donde nadie lograria marchitarlo, y su más grande flor se prometió que nunca nadie; volvería a dañarlos.
-Nunca más volveré a flaquear--se prometió A-Yao!

 "Il mio giardino solitario"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora