Turno de Guardia. (Soukoku. Oneshot.) Extra El Macarra de Yokohama.

Turno de Guardia

Este oneshot de lectura independiente es un extra que sucede en el futuro tras el final de " el macarra de Yokohama " de HikariYaehime .

Os recomiendo su lectura, os encantará.
Este es el link:

https://my.w.tt/dmd5mPjhi4

Dedicado con todo mi cariño a mi gran amiga HikariYaehime.

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Faltaba apenas hora y media para el final del turno de guardia nocturno del Dr. Nakahara cuando se encargó de una nueva a urgencia: varón, dieciocho años, contusiones en el rostro y en el pecho, ojo izquierdo enrojecido por derrame y posible rotura de la muñeca derecha.

Descorrió la cortina del bóxer tres y se encontró al paciente sentado en la camilla, con el cabello despeinado, la sudadera con el logo de un grupo musical de rock que también agradaba al médico con manchas de sangre seca y con la expresión en el rostro de no querer estar allí.

El Dr. Nakahara comprendió lo que sucedía y una sonrisita de comprensión apareció en su rostro. Era el conocido como el síndrome de la bata blanca.

—¿Shoma? —preguntó con la voz neutra más profesional mientras leía su nombre de la etiqueta del formulario de entrada.

El joven asintió con la cabeza poniendo aún una expresión más hostil mientras se removía en la camilla.

—¡Buenas noches, soy el dr. Chuuya Nakahara !

—¡Quiero irme a casa! —gruñó el joven realizando un amago de quererse levantarse pero se debió marear y volvió a dejarse caer en la camilla con un quejido.

El médico dejó de leer el pequeño informe que habían elaborado en el triaje y soltó una carcajada corta sardónica antes de replicarle:

—Nadie te retiene puedes irte cuando desees tras firmar el alta voluntaria —al notar como los ojos de joven Shoma se iluminaban al saber de esta posibilidad, añadió presto: —Puedo pedir a la enfermera que me de el formulario.

—¡Oh, sí, gracias!

De pronto la hostilidad de Shoma dejó de estar visible y el Dr. Nakahara se dio la vuelta para salir del bóxer, pero soltó una exclamación de pesar.

—¡Ah, mi cabeza! Casi se me olvida avisarte que si esa muñeca tuya no es examinada con más detenimiento y no se le pauta un tratamiento es muy posible que quede una lesión permanente y no podrás realizar ningún esfuerzo físico con ella.

—¿Ninguno? —gritó el joven que a pesar de los moretones de los golpes si pudo el médico apreciar como el color del rostro había desaparecido.

—Si con la ayuda de calmantes empiezas la rehabilitación cuanto antes, gracias a tu juventud y que observo a simple vista que tienes una buena constitución, es alto posible que no quede ninguna secuela, pero si tardas unos días y vuelves cuando el dolor no te permita realizar ni el pequeño esfuerzo de consultar el móvil, puede que la recuperación ya no sea tan fácil y las consecuencias sean irreversibles.

—¿Irreversibles?

El dr. Nakahara no hizo nada para evitar mostrar como se alegraba de su ventaja sobre el paciente. Golpeando el bolígrafo que llevaba en la mano sobre los papeles le explicó:

—Irreversibles. Puede que no tengas fuerzas para tomar los palillos para comer ramen, ni para manejar el mando de la consola, —su sonrisa se ensanchó y con picardía añadió: ni para atender
como se merece a esa bella dama que te ha acompañado en la ambulancia y te espera en la sala de espera.