[Continuación de la historia de Camila que Wattpad dejó afuera por razones que desconozco]
Lo prometo -Me corrí de la puerta para que pudiera pasar. En aquel momento, pensé que actuaba como adulta, como las princesas en los cuentos de hadas que dejan marchar a su príncipe para el bien del mundo, esperando su retorno para luego volver a vivir felices, sólo que esto no era como los cuentos de hadas y él no era mi príncipe, sino mi mejor amigo, el único que tenía en el mundo.
Lo vi marcharse, asomada por la ventana, recordando todos los momentos que habíamos compartido; las noches desvelados jugando a contar las estrellas y las constelaciones, su cuerpo amoldado al mío; no pude evitar largarme a llorar cuando me di cuenta que todas las veces que lo abrazaba o besaba en la mejilla, estaba incitándolo a pensar que lo amaba del mismo modo, alimentando la ilusión de que algún día le besara y no por equivocación, en sus labios refulgentes y dejara escapar de un suspiro: Yo también te amo.
Sinu vino luego de un rato a preguntarme si ya tenía todo preparado. Me encontré en la misma posición de hacía unas horas. Me limpié el rostro y luego me di la vuelta, asintiendo e intentando poner una sonrisa. Me acogió en sus brazos mientras me largaba a llorar de nuevo, le pedí disculpas.
- Mija, todos estamos sufriendo y te aseguro que no hay nada más valiente en un ser humano que admitir sus debilidades.
Así fue la triste despedida de París; París ya no era una fiesta.
Acostumbrarse a una nueva vida/Lauren
“Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”.
Rabindranath Tagore.
Madre estaba remendando unas prendas de mi hermano mientras sonaba Home means Alabama por el megáfono.
La señora Williams, propietaria de la granja, tarareaba la canción mientras ayudaba a Clara.
Padre aún estaba en la ciudad y no recibíamos noticias de él, por lo que en el ambiente reinaba una tensión muda y electrizante; yo no podía soportar aquel silencio, fingir que la vida seguía su curso normal.
Extrañaba tanto el bullicio de Londres que el campo me producía arcadas; necesitaba ruido, sólo así dormiría tranquila pero al menos desde aquí no escuchábamos los bombardeos; a veces divisábamos aviones ingleses planeando bajo, dirigiéndose a las ciudades principales.
Mi mirada se posó en la ventana mientras escuchaba la letra de la canción.
Salida en la tierra del sol poniente,
Cuando el viento sopla salvaje y libre,
Hay un lugar encantador, tan sólo el único
Es el lugar de las mil emociones
No es la tierra que me encanta el mejor,
Más justo que todo lo que puedo ver.
Justo en el corazón del oeste de oro
Vivienda, los medios de Nevada para mí.
Madre alzó la cabeza hacía mí y sonrió.
- Querida, ¿Tan aburrida te resulta Jane Austen? –Fruncí el ceño hasta comprender que tenía en mis manos una página abierta de Orgullo y prejuicio.