❝Drugs❞ ❘ LuzuPlay

II

Where's the bathroom at?
Leave me alone

Raúl no había perdido el tiempo acercándose cada vez más a Borja, ahora ambos sentados en la isla de mármol a solo unos pocos centímetros de distancia.

El mayor lo miraba con cierta pesadez, pero el otro supuso que era por la hora, no porque este quisiera explotar antes de seguir escuchándolo.

  —Sí...—Dijo una vez más para que el menor continuara hablando.
  —Bueno, y creo que me gustaría irme a otro lugar en cuanto me gradúe. No sé—Respondió Auron encogiéndose de hombros.

El chico de tatuajes observaba con detalle cómo su mano y la del mayor estaban posadas sobre la superficie de la isla a punto de tocarse.

Seguramente hubiera sido posible pero Luzu, quien miraba al contrario con delicadeza notó este pequeño detalle, quitando la mano enseguida.

  —Ya. Que pena tío, ¿Necesitas un abrazo?.

Borja alzó los brazos simulando estar en espera de la cercanía del cuerpo contrario.

Quizás Raúl hubiera aceptado gustoso si este no lo mirara con ojos serios y lo dijera con voz sarcástica. El de piercings dirigió enseguida sus ojos hacia el suelo distante de sus pies.

  —Disculpa Auroncito, tal vez he estado siendo un poco grosero contigo—Habló Borja luego de un suspiro.

La mano ajena se posó sobre el hombro del menor, acariciandolo levemente. El tacto solo logró otorgarle un escalofrío y que la sensación de ansiedad gobernara su cuerpo.

Raúl, sin alzar la mirada, notó como el de lacios cabellos acercaba su cuerpo aún más al suyo, haciendo que las telas de su pantalones rozaran entre ellas.

  —Hey, ¿Me dejas disculparme?—Preguntó con una voz llena de picardía.
  —¿Cómo-...?.

Que alzara la cabeza era todo lo que necesitaba, llevaba una hora y media escuchándolo. Pobre, lo tenía harto.

¿Por qué no callarlo?.

Los dedos del mayor se habían dirigido rápidamente hasta su barbilla para conducirlo a donde él quisiera. No pasó mucho para que Luzu se acercara a él y uniera repentinamente sus labios, fundiéndose en un beso húmedo con un penetrante sabor a alcohol.

Raúl correspondió casi enseguida, ¿No podía disimular un poco?.

Quería que ese momento pasara desde el primer momento que lo vió por los pasillos de la universidad. Por supuesto que no iba a disimular.

Las manos tímidas del menor se deslizaron por los hombros de Borja, haciéndolo reír en medio del beso debido a lo gracioso que se veía Auron tan nervioso.

  —¡Hey Luzu!—Una voz grave hizo que los labios del de tatuajes se detuvieran por el pánico.

Sin embargo, el recién nombrado se tomó su tiempo en desprenderse de estos.

  —¿Ya es hora?—Cuestionó a la persona que Raúl no podía ver debido a que estaba de espaldas a la entrada de la cocina.
  —Sí, espabila que no tenemos toda la noche.

La persona se marchó. Los ojos de Borja volvieron a posarse sobre los de Raúl, mirándolo con una sonrisa para después relamerse coqueto los labios.

  —Nada mal, Auroncito. Pero si me disculpas...

Luzu lo soltó, bajó de la isla de mármol y se dirigió a la salida como si nada. Raúl estaba por bajarse de la superficie también, pero la voz gélida del mayor lo detuvo.

  —Si piensas seguirme no te lo recomiendo. Hay que saber darle a las personas su espacio, ¿No?.

Su mirada con escasos remordimientos por lo ocurrido sólo hizo que una punzada atravesara el pecho de Raúl.

  —Nos vemos.

Se marchó. Dejándolo tirado en medio de la cocina con la cabeza dándole punzadas y el corazón acelerado. Un raro sentimiento de rabia lo hizo bajarse enseguida del mármol y correr en la misma dirección en la que se había ido.

Muy tarde, lo había perdido de vista entre tanta gente.

  —Verga—Gruñó molesto.

Ese chico le generaba sentimientos encontrados.

  —¡Tú, tío!.

Enseguida dirigió la mirada hacia donde provenía el grito de furia. Se veía a Alex molesto con Fargan, quien no paraba de reír de manera escandalosa.

  —Alex—Lo llamó.
  —¿Qué quieres, Auron?—Le cuestionó sin mucha tolerancia.
  —¿Sabes a donde se fue Borja?—Le preguntó.
  —Ehhhh... no, pero... ¿Qué hora es?—Alex se había quedado pensativo, dejando rápidamente de lado su enojo.
  —Las dos de la madrugada—Le respondió luego de inspeccionar la hora en su celular.

No le veía mucho sentido saber la hora.

  —Oh, Seguramente está en el baño de arriba—Contestó como si fuera lo más obvio del mundo.—Pero no creo que sea buena idea sino tienes su permiso.
  —¿Y eso?.
  —Digamos que el tío no está de humor—Se encogió de hombros para volver a dirigirse molesto hacia David.

¿Qué estas tramando, Borja...?.